La mujer, de la tercera edad, falleció la mañana de este miércoles

1 de mayo de 2024, 16:45 PM
1 de mayo de 2024, 16:45 PM

Justa dejó este mundo a las 6:00 de este miércoles, 1 de mayo. Su hija Reina espera en la morgue para conocer los resultados de la autopsia, pero es probable que recién puedan efectuarla el jueves, dado que este miércoles es feriado. La espera, la paciencia, es algo que Reina ha cultivado en estos últimos 15 días, medio mes en el que deambuló con su madre para que pudieran atenderla en un hospital de tercer nivel, sin suerte.

Ante la desesperación confió en un anuncio de redes sociales y acudió ante alguien que decía ser médico gastroenterólogo, pero que resultó ser un falso médico, que hoy está detenido preventivamente en Palmasola.

Medio mes de suplicio

Todo comenzó el 15 de abril, cuando Justa -de 75 años, diabética e hipertensa- se sintió mal y tuvo un sangrado interno. En un centro de salud fue estabilizada, y luego referida, de emergencia, a un hospital de tercer nivel. En la capital cruceña las opciones son dos: el Japonés o el San Juan de Dios. Reina la llevó al Japonés.

Sin embargo, allí le dijeron que no tenían el servicio de ‘gastro’ ni de endoscopía, que “había que hacerlo por afuera”, cuenta Reina.

Fue así como encontró el anuncio del falso médico Christian Emilio Gosen y acudieron a su clínica. El hombre realizó una endoscopía, que Reina no pudo grabar con su celular, pues la esposa del falso médico, a quien Reina consideraba personal médico, se lo impidió. Ella dice que quería mandar ese video a algunos familiares, pero no pudo grabar ante la insistencia del supuesto personal de salud. Era el 16 de abril.

Ese mismo día, el falso médico mostró unos resultados, que supuestamente pertenecían a Justa, e indicó la urgencia de una operación. Reina no desconfió, porque ya le venían diciendo que su mamá necesitaba ser atendida de emergencia, de manera que accedió a la cirugía.

Además, le prometieron una cauterización con nitrógeno para la supuesta gastritis crónica que padecía su madre. Según el personal de la falsa clínica, ese procedimiento no era común en Santa Cruz, por lo que si se conseguía en otro lado, el precio sería elevado; le hicieron creer que el que su madre lo recibiera, era una ganga.

No se había acabado el día y Justa fue enviada a su casa. Después de una cirugía gastroenterológica, fue enviada con una receta médica, en la que se prescribían vitaminas y un recubridor gástrico. No, no había ningún antibiótico en la receta, como suele ocurrir cuando se realizan intervenciones quirúrgicas.

Al día siguiente, el 17 de abril, Justa amaneció débil y con fiebre. No podía caminar. Reina, asustada ante el resultado de la operación, fue a la supuesta clínica y habló con el falso médico, que le dijo que su mamá seguramente tenía influenza, porque estaba con tos. Así que le entregó un jarabe para la tos y más vitaminas.

Pero Reina no estaba convencida y se fue a buscar suerte, una vez más, en el sistema público de salud. Esta vez fue al San Juan de Dios. No pasó del servicio de Emergencias. El centro de tercer nivel no tenía espacio.  “Era un caso de emergencia; ni por eso pudieron darle un espacio”, lamenta.

Volvió al Japonés, pero no quisieron internar a su mamá, “porque solo tiene fiebre; no se interna solo por fiebre”; por lo menos eso fue lo que Reina afirma que le dijeron. Ella quería que, por lo menos, recibieran a Justa en uno de los pasillos, con tal de que la atendieran. No importó que Reina revelara que Justa tenía enfermedades de base; simplemente no había espacio. Reina y Justa volvían a casa sin conseguir atención.

La verdad sale a la luz

Los días pasaron, era el 25 de abril cuando Reina decidió ir a encarar al supuesto médico, pero se encontró con la policía y la prensa en el lugar al que ella había llevado a su madre para ser operada. Fue entonces cuando se enteró de todo, Justa había sido intervenida por un falso médico.

Reina no lo pensó dos veces y se fue a la Felcc para sentar su denuncia y demandar al hombre, a quien le estaban tomando su declaración. Ella quería entrar, quería respuestas, quería saber qué le había hecho el falso médico a su madre, que seguía enferma.

“Quería que me dijera qué le había hecho a mi madre; pero él se hizo al desentendido”, cuenta Reina, que ese día se quedó hasta el final de la audiencia, solo para verlo salir y gritarle, reclamarle por la salud de su madre.

Pedido de auxilio

Justa seguía mal, así que Reina acudió a programas de televisión para pedir ayuda, para pedir un espacio en alguno de los hospitales de tercer nivel. Su exposición mediática consiguió atraer la atención de la ministra de Salud, que se contactó con ella y dejó a dos médicas con la tarea de conseguir el espacio.

Pero nada sucedía y Justa empeoraba; el martes, 30 de abril, Reina llevó a su madre con un médico gastroenterólogo, que le informó que su mamá estaba muy débil para una endoscopía.

Desde el Ministerio le dijeron que necesitaba una ambulancia para trasladar a Justa, y Reina apalabró con una, pero bajo la condición de que hubiera un espacio libre asegurado; de otra manera, no la llevarían. 

“Esperé todo el día, y no hubo solución”, señala Reina, a quien no le importaba si tenía que llevar a su madre al hospital de otro municipio, como le habían propuesto como alternativa; tampoco le importaba la hora en la que había que hacer el traslado. Pero no hubo novedades.

Eran las 5:00 del 1 de mayo cuando Justa comenzó con una hemorragia, que salía por su boca. Reina llamó a la ambulancia municipal, pero cuando esta llegó, encontró a Justa sin signos vitales y sin trabajo por hacer. A las 6:00, Justa había fallecido.

Aspectos legales

La Policía llegó al domicilio de Reina para hacer el levantamiento legal del cadáver y tomarle las declaraciones del caso a la hija. El cuerpo de Justa fue llevado a la morgue de la Pampa de la Isla y la doliente aguarda la autopsia.

Entre tanto, Reina está decidida a continuar el proceso legal en contra del falso médico que tiene, con Justa, a su segunda víctima fatal.

Reina sabe que hay muchas víctimas del falso médico que no quieren hablar, porque tienen miedo. Pero ella les dice que no lo tengan, porque “él tiene que pagar por lo que les ha hecho”.