El humo y las cenizas golpean la salud de bomberos y pobladores de los municipios afectados. Desde agosto hasta la fecha se han atendido 6.000 personas por afecciones relacionadas con los incendios

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4 de septiembre de 2019, 4:00 AM
4 de septiembre de 2019, 4:00 AM

El humo y las cenizas que generan los incendios forestales, que desde hace varias semanas tienen en jaque a la Chiquitania, muestran sus efectos negativos en la salud de los pobladores y de bomberos, lo que hace notorio en el aumento de personas que buscan atención médica. Según la Secretaría de Salud de la Gobernación, la demanda de asistencia sanitaria se ha quintuplicado en el último mes debido al fuego permanente, lo que motivó un nuevo despliegue de brigadas médicas para apoyar a las zonas más críticas.

El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Marcelo Ríos, que se encuentra en la Chiquitania, informó de que, desde agosto hasta la fecha, 6.000 personas han sido atendidas en los centros hospitalarios y por las brigadas móviles debido a afecciones relacionadas con los incendios forestales. Solo en Roboré, que lleva más de un mes batallando contra el fuego, se atendieron más de 3.300 personas, mientras que en Concepción, uno de los últimos municipios afectados, van 200 personas.

Las patologías prevalentes son las conjuntivitis alérgicas, con un 50% de los casos, las infecciones respiratorias agudas (IRA), con un 30% y el resto son casos de deshidratación, fatiga y problemas gastrointestinales. Sin embargo, los males pueden cambiar dependiendo de cuánto dure el fuego.

Los afectados son bomberos, gente que brinda soporte técnico y logístico a las brigadas contra incendio y pobladores, en su mayoría niños y ancianos.

Solo en el hospital municipal Germán Vaca Díez, de Roboré, desde que empezaron los incendios hasta el 1 de septiembre atendieron a 3.336 pacientes, informó su director, Juan Padilla.

Según Padilla, de ese total, un 70% corresponde a tratamientos de conjuntivitis, un 10% a infecciones respiratorias, otro 10% a infecciones por tomar agua contaminada y el restante 10% se divide entre los problemas de la piel y deshidratación.

Padilla sostuvo que los más afectados por el humo y las cenizas son los niños y las mujeres. Mientras Padilla explica, María Frías, del barrio Copacabana, de Roboré, tiene la boca seca y aguarda acostada en la camilla que la atiendan y le calmen el dolor que tiene a la altura del estómago, producto de una fuerte diarrea.

Su hija, de seis años, también está con el mismo síntoma. “Estamos haciendo campañas para que por lo menos durante un mes las personas no consuman agua directamente de los ríos, para ello estamos distribuyendo agua en botellas”, indicó Padilla.

Carlos López, bombero voluntario, que lleva en sus anchas espaldas varias peleas contra el fuego y las inundaciones, está siendo atendido por una conjuntivitis que le incomoda el ojo derecho, más que el izquierdo.

Padilla sabe que en estos meses el problema se pondrá más pesado, por eso pide la colaboración de la población con el envío de antibióticos, analgésicos, jeringas, hidratantes y colirio.

Cidomo Salvatierra, de la comunidad de Santiaguito, a unos 60 km de Roboré, lucha para que no le falte oxígeno. “El fuego me hizo escapar, llegué tosiendo, no podía respirar, igual están mis hijos”, se lamentó.

Preocupan las complicaciones

Sobre las enfermedades respiratorias, se informó de que se están dando, desde casos de laringitis hasta crisis asmáticas, debido al humo y a la mala calidad del aire.

Concepción, por ejemplo, tenía el martes pasado un índice de concentración de material particulado de 370 microgramos por metro cúbico (lo normal es 80), por lo que la calidad del aire era peligrosa para la salud. Ayer mejoró debido al cambio en la dirección de los vientos.

De hecho, eso motivó a que brigadas, a la cabeza del secretario de Salud, Óscar Urenda, y del director del Sedes, lleguen hasta ese municipio para apoyar a los médicos y proveer de medicamentos.

A decir de Urenda lo que más preocupa es que hay pacientes que están presentando complicaciones respiratorias obstructivas “a causa del permanente humo”. Precisó que, desde Concepción, los especialistas partieron a las zonas con incendios activos para dar la asistencia necesaria.

Pero, ¿por qué ocurren los males respiratorios? El director del Sedes explica “que las moléculas de dióxido de carbono (que se genera por la quema) son 20 veces más asimilable por el organismo que la molécula de oxígeno. Cuando los pulmones se llenan de dióxido de carbono, la hemoglobina, que es la proteína encargada de transportar oxígeno de los pulmones a los órganos, lleva dióxido de carbono a los órganos en lugar de oxígeno. Entonces, empiezan a disminuir las concentraciones de oxígeno y el organismo activa la tos como el mecanismo de defensa”, asegura. La mala calidad del aire genera también reacciones alérgicas en la mucosa bronquial y asma, agrega.

El director del Sedes agrega que, dependiendo de cuánto tiempo permanecen activos los incendios, las patologías van medicándose. Primero surgen los males por la exposición directa al humo, como conjuntivitis alérgica; después, las afecciones respiratorias, lumbalgias, fatiga y deshidratación; y finalmente, pueden darse problemas gastrointestinales, como diarreas e intoxicación que se dan por el consumo de agua o alimentos contaminados. En la Chiquitania afortunadamente aun no son frecuentes estos últimos casos.

Recomendaciones

El Sedes recomienda a los pobladores de las zonas afectadas alejarse de los focos de incendios, no realizar actividades físicas prolongadas, consumir bastante agua, hacer gárgaras y mojarse la nariz para humedecer las vías respiratorias. Usar barbijo no protege contra las partículas minúsculas de dióxido de carbono. Otra recomendación es hervir el agua o usar tabletas potabilizadoras en lugares donde no hay agua potable.

El infectólogo Juan Saavedra pidió a las autoridades tomar previsiones y llevar agua potable a las comunidades afectadas, toda vez que una lluvia puede arrastrar cenizas a las fuentes de agua y contaminarlas, lo que puede ser peligroso para la salud de la gente y también de los animales.