Pasar de la tranquilidad a un ataque de pánico demora un instante. Para evitar esa transición, recurre a tres técnicas de autocontrol: respira hondo, piensa en positivo y  acepta las emociones 

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15 de febrero de 2017, 5:00 AM
15 de febrero de 2017, 5:00 AM

Cuando uno en está una situación de riesgo vital, el cuerpo no responde como debería. El sábado cuando Isabel Rivero quedó encerrada dentro de su auto inundado, con agua que le llegaba a la altura del pecho y atrapada en un canal, los dedos de sus manos no marcaron el número de teléfono que ella conocía de memoria.


El vehículo que manejaba se apagó por la lluvia que inundó la avenida Santos Dumont y no volvió a encenderse más. Isabel, que iba sola, recorrió los 200 metros más angustiantes de su vida y entró ‘en shock’. 
“Llamé a mi esposo y no me entraba la llamada, me salía número incorrecto, deben haber sido mis nervios que me hicieron marcar otro número, hacer cualquier cosa”, le contó a EL DEBER quien pudo haber perdido la vida esa mañana.


En situaciones así, cuando parece que no hay salida, los nervios y el miedo atacan todas las funciones: falta el aire para respirar, el corazón late más rápido, las manos transpiran y los dedos pueden equivocarse.

Los síntomas 
La Organización Mundial de la Salud calificó los ataques de pánico como un mal mental que aparece de imprevisto y producen una sensación similar al paro cardíaco. Entre los síntomas físicos cita las palpitaciones aceleradas del corazón, sudoración, temblor en las manos, piernas flojas, náuseas, mareos, dolor de cabeza, opresión en el pecho, sensación de ahogo y sofocación.


Por otra parte, los síntomas cognitivos se presentan como miedo a morirse o a que algo terrible suceda, miedo al desmayo y al descontrol, sensación de irrealidad y de no tener salida.

Tres minutos para evitarlo
La sicóloga y autora de varios libros, Patti McDermott, explica que solo toma tres minutos el pasar de un estado de tranquilidad al pánico. Y ese el tiempo del que se dispone para frenarlo.


Para no llegar a la crisis máxima de miedo, la especialista, citada por el portal HLP and Hypnosis, recomienda respirar hondo y despacio por la nariz, evitar los pensamientos negativos (como “me voy a morir” o “tengo miedo”) cambiándolos por ideas tranquilizadoras y aceptar las emociones, porque eso ayuda a minimizar lo que se siente.

Cuando el pánico ataca
Cada persona reacciona diferente y no todas pueden controlar un episodio de pavor. Cuando el pánico nos invade “lo único posible es intentar buscar ayuda y auxilio. Lo bueno es que el mecanismo de defensa siempre nos ayuda a estar alerta y a olvidarnos del dolor”, explica la sicóloga Laura Moscoso. “Una vez que la persona se siente a salvo, el cuerpo se relaja y recién ahí empieza el llanto y el dolor”