YPFB buscará asociarse con privados, trasladarla de lugar o inyectarle más recursos fiscales para volverla rentable. La construcción de la industria de fertilizantes costó al Estado $us 1.053 millones

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1 de febrero de 2020, 3:34 AM
1 de febrero de 2020, 3:34 AM

Desastrosa, costosa, deficitaria, el peor capricho político. Son algunas calificaciones que dio ayer, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Herland Soliz, a la planta de urea y amoniaco, que se encuentra instalada en Bulo Bulo (Cochabamba). Desde el jueves, la empresa energética ha iniciado una auditoría a la planta industrial para definir qué se va a hacer con ella. Es la última esperanza para volverla rentable.

“Estamos realizando una auditoría extrema exhaustiva. Ponemos nuestros máximos esfuerzos en esta planta de urea para que funcione porque debería ser un negocio rentable. En los otros países lo es. No podemos adelantarnos a decirles la solución a este problema. Esta auditoría económica muy intensa a la planta de urea nos podrá mostrar una alternativa”, dijo la autoridad, en un primer informe sobre el estado de situación de YPFB y sus empresas.

Es así que Yacimientos, analiza alternativas para su rentabilidad. “Buscaremos la forma en cómo ayudar económicamente a esta planta para que se reactive. Una reingeniería. Trasladarla a la frontera con Brasil. Una alianza público-privada con empresas transnacionales. Estamos viendo”, declaró el presidente de YPFB.

Costos

La planta de urea inició sus operaciones comerciales en enero de 2018, tres años después de su planificación. Para su instalación, el Estado erogó un total de $us 1.053 millones, un monto de $us 163 millones, más de lo que estimaba el contrato original.

La inversión se infló por la redacción de un contrato modificatorio y la adición de obras de transporte, almacenaje y un punto de embarque que no estaban previstos.

Se esperaba exportar urea a $us 800 por tonelada métrica (TM) cuando se planificó la planta, pero en la actualidad, el fertilizante se cotiza a $us 252. Además, la petroquímica consume dos millones de metros cúbicos por día de gas natural (2MMm3/día), que según el experto Hugo de La Fuente, se le dio un valor inferior al dólar por millar de BTU, cuando el precio de exportación oscila entre cuatro a cinco dólares.

“Esto significa una pérdida para el Estado, más aún si se suman los costos de transporte por la observada ubicación de la planta, en Bulo Bulo-Cochabamba, siendo que la ubicación técnicamente recomendable era la localidad fronteriza de Puerto Suárez por la cercanía al principal mercado de exportación que son los estados agrarios de Brasil, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul”, expresó.

Sin embargo, datos del INE (infografía) muestran que hasta noviembre de 2019 se exportaron $us 71,3 millones y Argentina fue el principal destino.

Otro punto negativo, es que la planta se encuentra paralizada desde el 7 de noviembre; primero, por un sobreabastecimiento en almacenes, por los conflictos sociales y luego porque no se tienen insumos para su producción (urea formaldehído), según el viceministro de Industria, Comercio y Almacenamiento, del Ministerio de Hidrocarburos, Antonio Pino.

El Ministerio de Hidrocarburos calculó un “lucro cesante” de $us 30 millones hasta mediados de enero, por ventas no realizadas, sobre todo en el mercado externo, donde no se pudo vender alrededor de 24.750 toneladas métricas del producto. Los principales clientes están en Brasil, pero también en Uruguay y Argentina.

Según datos técnicos de Carlos Ayllón, ex funcionario de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que tenía a su cargo la supervisión y fiscalización de este proyecto, desde el inicio de su funcionamiento, esta planta sufría problemas por defectos en un reactor. Pero nunca fue cambiado, pese a los perjuicios que ocasionaba la reiterada paralización de la planta, situación que tampoco fue penalizada a la empresa constructora.

Por todo esto, YPFB prefiere paralizar la planta hasta contar con el resultado de la auditoría y utilizar el gas para la exportación.

Bolivia llegó a importar más combustible del que necesita

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), reveló que el anterior Gobierno ha importado más combustible de lo que necesita el mercado interno. Por esa situación, los gastos estatales el 2019, han llegado a crecer hasta el 50% de los recursos que llegan por venta de gas al exterior.

“Todos estos años se ha venido importando mucho más líquidos del que necesitamos. Estamos haciendo una auditoría plena a estos carburantes. Mientras tanto, queremos bajar los costos de importación. Esta es la tarea más difícil. Pero YPFB va a seguir garantizando el abastecimiento. No vamos a dejar ni un día sin combustible al país”, declaró el presidente de la entidad estatal, Herland Soliz.

La autoridad indicó que los costos por importación de diésel oil en 2019, ascienden a $us 700 millones. Por gasolina especial, se pagó $us 300 millones; es decir, que el costo de la importación total alcanza los $us 1.000 millones.

“Teniendo en cuenta que los ingresos por venta de gas, son $us 2.000 millones, por importar combustible, consumimos el 50% de esos ingresos. Esta es la situación más crítica que tiene YPFB”, manifestó Soliz, asegurando que se buscará la forma de disminuir estos costos para tener mayores ingresos y mayor ahorro.