No se necesitan palabras para describir lo que dice la fotografía. Sentimientos como impotencia, rabia, resignación y desesperación, hacen parte de lo vivido por los comunarios que fueron testigos, en primera fila, de cómo el fuego consumió todas sus pertenencias. El hecho ocurrió en la comunidad Nueva Generación, distante a 50 kilómetros al sur del municipio de Riberalta, en el departamento de Beni. El alcalde de esta localidad, Ciriaco Rodríguez, afirma que no hubo daños personales. 

Hasta la semana pasada, la comunidad amenazada por los siniestros era Agua Dulce. Las llamas estaban aún lejos y no significaban un riesgo próximo; sin embargo, debido a la proximidad de esta comunidad con la de Nueva Generación y los fuertes vientos que se registraron este jueves en esa zona, el fuego alcanzó y devoró 20 viviendas. 

Los comunarios atinaron a huir y sacar lo poco o más importante que tenían en sus domicilios, el resto tuvieron que abandonarlo, porque las llamas alcanzaron al lugar en cuestión de segundos. 

Según comentó el mismo alcalde, en la zona estaba un contingente de unas ocho personas además de la misma autoridad. "Pero no se pudo hacer nada, los vientos estaban fuertes y afortunadamente solo se ha lamentado pérdidas materiales", aseguró Rodríguez. 

Sin embargo, éstas pertenencias son las que lamentan los comunarios como Ricardo Gómez Melgar, que cansado y devastado por la pérdida inminente, terminó cayendo al suelo de rodillas mientras el fuego consumía su vivienda. 

"Pedimos la colaboración de la población para las familias que han quedado sin nada", remarcó el alcalde, a tiempo de indicar que también se necesita más mano de obra, "más voluntarios que nos ayuden con las tareas de mitigación de incendios", resaltó Rodríguez. 

El que también quedó impactado por el desastre fue el periodista Marco Melgar.  Es impresiónate cómo se quemó todo. Solo se salvaron unas tres casas, que están en la parte de adelante. El ventarrón que parecía que iba a llover aceleró las llamas”, afirmó Melgar a EL DEBER.

Beni es el segundo departamento del país más afectado por los incendios  forestales. Hasta la fecha, en Bolivia se han consumido cerca de 7 millones de hectáreas, entre bosques, pastizales, entre otros.

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