Bolivia aún es vista como un socio importante para Brasil. Ambos Estados mantienen buenas relaciones e, incluso, en diferentes oportunidades han planteado la ejecución de proyectos de integración mediante infraestructura (vial y férrea) o energética. No obstante, este tipo de iniciativas dependen de un factor clave: la energía. Sin ella, cualquier intención de fortalecer los lazos entre ambas naciones se ve comprometida.

Esta observación fue realizada por el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos en el Foro Empresas Brasil – Bolivia 2024, que se realizó ayer en Santa Cruz de La Sierra. El evento forma parte del cronograma de actividades que desarrolla el consulado General de Brasil, en la ciudad. Este encuentro se desarrolló en el marco de la Expocruz 2024, la feria multisectorial más importante del país.


Integración


Ríos afirmó que el proyecto de integración gasífera entre Bolivia y Brasil es uno de los hitos históricos más significativos en América Latina en términos de cooperación energética. Destacó el contrato de 20 años, que permitió a Brasil reducir el uso de combustibles contaminantes, mientras que Bolivia obtuvo altos ingresos por la exportación de gas.

Según él, el país enfrenta una “política fallida” en la exploración, lo que redujo las reservas disponibles y obligó a concluir el contrato de exportación con Argentina.

El exministro advirtió que, si no hay cambios en la legislación que promueva la exploración, Bolivia podría agotar sus reservas de gas en los próximos años.

Resaltó la paradoja de que mientras Bolivia cuenta con una infraestructura gasífera considerable, como gasoductos que llegan a Brasil y Argentina, esta está quedando ociosa por la falta de gas. Advirtió que el país, históricamente fue exportador de energía, pero está por convertirse en un importador.

Y calculó que, en 2029, se importarán más de $us 5.500 millones en energía, algo insostenible.

Para él, Bolivia enfrenta grandes desafíos para mantener su infraestructura en funcionamiento debido a la falta de energía, particularmente gas y diésel. Sin estos recursos, proyectos como el de los trenes eléctricos, u otros relacionados a la infraestructura (vial o férrea) no podrán materializarse.

Además, indicó que Bolivia está en una situación financiera difícil, sin suficientes dólares para importar combustibles, lo que agrava aún más la crisis energética.

No obstante, Javier Telleria gerente general de Fluxus Bolivia, explicó que Bolivia aún es un proveedor clave de gas, gracias a su infraestructura existente. Aunque hay desafíos, la compañía petrolera ve a Bolivia como un socio estratégico con grandes oportunidades.

El ejecutivo sostuvo que Fluxus visualiza que, además de Bolivia, Argentina también puede jugar un papel relevante en la provisión de gas a Brasil, a través de inversiones en la formación de Vaca Muerta.

Esto implicaría utilizar la infraestructura de Bolivia para transportar el gas argentino, lo que fortalecería aún más la integración energética.

Fluxus ha adquirido activos de la empresa Pluspetrol en Bolivia, lo que les posiciona como un actor importante en el sector. La empresa, está enfocada en explorar nuevas inversiones.

Interacción

El cónsul de Brasil en Bolivia, Carlos Leopoldo Oliveira, que también funge como jefe de la promoción comercial de su país, destacó el fortalecimiento de las relaciones comerciales de ambos países, mediante eventos como el Foro Económico Brasil-Bolivia, cuya segunda edición tuvo lugar este año.

Comentó que el foro económico busca generar un espacio de diálogo entre las comunidades empresariales de ambos países. “Es una caja de resonancia para escuchar la situación del mercado y conocer las opiniones de los exportadores e importadores, con el fin de ajustar políticas de promoción comercial entre Brasil y Bolivia”, explicó.

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