ECONOMÍA
Productores alertan que la crisis de carburante y de divisas pone en riesgo el abastecimiento de alimentos
La CAO critica que el trabajo de las mesas técnicas no avance y que el Gobierno aplique medidas restrictivas al agro
La soya bajó de precio tanto en Rosario (Argentina), donde se cotizó
a $us 301,3, como en Chicago, con una pérdida diaria de $us 9,55. Esto
llevó a que la posición, a septiembre, cerrara a $us 379,84 por tonelada, perforando el piso de los $us 400 luego de casi cuatro años.
Se trata de noticias desalentadoras para los productores bolivianos y el Gobierno, que cifra en las exportaciones su esperanza de conseguir más dólares.
El sector soyero advirtió que vive su peor crisis em los últimos 30
años por la reducción alarmante de su producción con respecto a la anterior temporada. Según la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), se estima que la producción de soya se reducirá en al menos 800.000 toneladas, en comparación con la campaña de verano 2022-2023, con una afectación económica que oscila los 300 millones de dólares.
Y como presagiando una tormenta perfecta, los precios internacionales de los granos bajaron considerablemente desde noviembre.
Esto, que se esperaba solucionara buena parte de los problemas económicos, sirvió solo para sofocar parcialmente las dificultades.
En el primer cuatrimestre de este año, el ingreso de divisas por exportaciones de soya y derivados fue de $us 413 millones, un 43% menos que la cifra obtenida durante la gestión pasada ($us 823 millones). Esta situación plantea la duda de por qué los productores no ingresan más divisas.
El experto en precios de commodities y agronegocios, Luis Alberto
Ospital, sostuvo que el peso boliviano lastimosamente está débil y seguirá débil. “Estamos atravesando un momento donde la macro no
nos ayuda y el clima tampoco. Es un escenario grave. Ahora, en la medida que los exportadores reciban un tipo de cambio que sea mayor al tipo de cambio oficial, parte de eso lo van a poder volcar en su capacidad
de pago de la soya o del girasol y eso va a permitir quizás que el escenario de precios no sea tan negativo”, dijo en el programa Dinero 360 de EL DEBER Radio.
Ospital cree que la demanda va a estar muy activa, la industria va a tener que ponerse a trabajar muy fuerte en poder originar el grano que necesite y esto se va a traducir en los mejores precios posibles aún con una referencia externa que está un poco más débil.
Suma de factores negativos
Edilberto Osinaga, gerente general de la Cámara Agropecuaria
del Oriente, dijo que hoy los productores viven una sumatoria de
factores negativos, sequía, incremento de precios de insumos por
falta de dólares, falta de diésel, caída de los precios en el mercado
internacional y considera que trabajan en desventaja con respecto
a países vecinos porque no se les permite acceder a semillas de última generación.
“Trabajamos en un escenario de incertidumbre permanente, porque nos colocan precios que no corresponden a la realidad, el contrabando ha golpeado muy duro a nuestro sector, existen trabas a las exportaciones y por último inseguridad jurídica debido a que los avasallamientos son una pesadilla”, agregó el ejecutivo.
El clima no acompañó la producción boliviana. Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), indicó que producto de la extrema sequía que afectó al Este y Norte Integrado del departamento, “los excedentes para las exportaciones como grano y con productos con valor agregado como el aceite y la torta de soya, se verán afectados”.
A tiempo de aclarar que la oferta de soya para el mercado interno -que consume un 20% de la producción- está garantizada, pero hizo notar que en la producción de sorgo, maíz y trigo no se tendrá la suficiente cantidad para abastecer la demanda interna por las cuantiosas pérdidas productivas, “siendo la más crítica la del sorgo, porque en 2023 producimos 1,7 millones de toneladas y para este año estimamos una producción de 600 mil toneladas, es decir una perdida en producción de 1,1 millones de toneladas”, puntualizó Hernández.
El dirigente detalló que las principales zonas productivas del Este y del Norte Integrado se vieron afectadas por la extrema sequía presentada en ambas campañas agrícolas, dañando los cultivos de soya, maíz, sorgo, trigo, girasol y chía.
“En lo que corresponde a nuestro sector productivo, hay una disminución de al menos 2,3 millones de toneladas de granos comparado con el año anterior”, explicó.
Ante esta situación indicó que plantean de forma urgente crear un fondo de reactivación económica para aliviar financieramente a los productores y viabilizar que puedan seguir produciendo esta siguiente campaña de verano.