El asalto militar al Palacio Quemado, que fue desbaratado en menos de tres horas, el miércoles en La Paz, se trataría de un “nuevo relato” de los actuales gobernantes para distraer la atención sobre los problemas de la economía boliviana y dejar en manos del próximo gobierno las reformas que deberían hacerse, como la solución del déficit fiscal, la escasez de dólares, el irregular suministro de combustibles y la sostenibilidad del tipo de cambio, entre otras.

En eso coincidieron al menos cuatro analistas económicos consultados por EL DEBER, quienes identificaron también los efectos inmediatos negativos que originaron los hechos del 26 de junio en Plaza Murillo.

Para el economista Darío Monasterio, el Movimiento al Socialismo (MAS), como partido, “está haciéndole mucho daño al país con la imposición de un relato de tipo autoritario y político, priorizando esos problemas (del fallido golpe) por sobre la solución de los problemas económicos de la gente”.

“El Gobierno no encuentra una salida -agregó Monasterio-, no quiere dar el golpe de timón que es necesario en el país para solucionar los problemas económicos, que es totalmente opuesto al modelo económico que ha regido con un tipo de cambio fijo, que tiene que ver también con un populismo de abaratar importaciones para el comercio informal”.

Por su parte, el también economista Róger Banegas, precisó que en estos momentos Bolivia atraviesa por una situación de inestabilidad económica, debido a una crisis en la balanza de pagos por el agotamiento de las reservas (RIN).

Indicó que el día de los hechos, los bonos de Bolivia a 2028, en el rendimiento exigido, se incrementaron en 1% en cuestión de horas. “Los mercados financieros percibieron rápidamente un mayor riesgo en Bolivia y, por lo tanto, el rendimiento exigido de los bonos Bolivia en mercados internacionales, se incrementó en 1%”, indicó.

Según Banegas, el Gobierno no ha tenido la capacidad para resolver esos problemas estructurales y no lo va hacer, en la perspectiva de “sobrevivir” hasta las próximas elecciones sin hacer cambios drásticos. “Esto (el asalto militar) ha sido un show, con una connotación más política de tratar de llegar hacia 2025. Existen muchas dudas sobre lo que ha pasado y hay que investigarlo”, aseveró.

En tanto, para el economista Gonzalo Chávez, los hechos del miércoles han desorganizado más aún los mercados por el exceso de demanda sobre algunos productos, lo que fomenta la inflación en el mercado paralelo de los dólares, y los horizontes de inversión se han acortado por el miedo.

“Esto simplemente, lo que ha hecho, es acelerar las expectativas negativas sobre el futuro. Los desafíos que teníamos, que ya eran complejos, se han vuelto más difíciles todavía y nos hacen retroceder como 50 años al proyectar una mala imagen de Bolivia en el contexto internacional (…). Va aumentar el costo del dinero que los inversionistas han prestado y, probablemente, eso va a cortar la inversión extranjera directa seria”, dijo Chávez.

El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, manifestó que esta es una práctica de gobiernos populistas para tratar de sacar del foco las malas decisiones políticas y económicas, implementando medidas distractivas.

“Entre esas acciones siempre se ha hablado de golpes o autogolpes o algún tipo de situación de esa índole, apoyada principalmente en sus Fuerzas Armadas, que a veces dan un golpe al Gobierno, inclusive con su propia autorización, cuando estamos viendo análisis que indican de que, posiblemente, se devalúe nuestra moneda, ya sea como una política monetaria o tal vez por una crisis de balanza de pagos”, apuntó Romero.

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