El embate del fuego, que arrasa con la vegetación, también hiere a la fauna. Si bien los entrevistados coincidieron que en el último tiempo se vieron menos casos de animales quemados o asfixiados por el humo, a diferencia de 2019, estos siguen siendo parte del doloroso panorama que parece normalizarse a vista y paciencia de las autoridades de turno.

La fauna no solamente es afectada por las llamas, sino también por el mascotismo y por el tráfico de vida silvestre, a pesar de la normativa vigente, la Constitución Política del Estado (CPE), el Código Penal que contempla la figura del biocidio, el artículo 11 de la Ley 1333, y el Decreto Supremo 4489.

Según Sofía Bello, veterinaria del Centro de Atención y Custodia de Vida Silvestre (CAD) de la Gobernación cruceña, hasta septiembre de este año, en ese lugar tenían albergados a 132 animales, un 80% aves, y algunos neonatos.
Aunque la mayoría arribó como consecuencia del tráfico y por mascotismo, reconoció que sobre todo los neonatos, como por ejemplo un perezoso de tres días de nacido, y tres zorros, llegaron por los incendios.

“Los más afectados por incendios siempre son reptiles. También tenemos monos, tejones, zorros, perezosos, tamandúas (oso hormiguero), ciervos, pero hay más aves. Tenemos amazonas, que son los loros habladores, las parabas porque son las más comercializadas, junto con las myopsittas, que son las cotorras pecho plomo”, dijo. 

Bello reconoció que para las myopsittas no hay un proyecto que permita reintegrarlas, al ser una especie invasora de cultivos, y que son las que más se venden en los mercados. “Las cotorritas nos llegan hasta 80 en una caja de cartón, una encima de la otra, mezcladas vivas y muertas, la infección es terrible”, explicó.

Asimismo, reconoció que los vientos fuertes, sumados a las fuertes temperaturas, han dejado como saldo muchas aves heridas.

Bello, además, dijo que en Santa Cruz hay alrededor de 30 centros de custodia, a los que se derivan los animales, pero que a lo mucho unos cuatro o cinco tienen capacidad para animales mayores, como jaguares o pumas. “Son pocos, no solo por el peligro para el ser humano, sino por el costo, por ejemplo un puma come 2,5 kilos de carne al día y no todos tienen esa posibilidad”, aceptó. 

Saturación
Solo en Senda Verde, un centro de custodia en los yungas de La Paz, ya suman 1.100 los animales albergados, de 70 especies, incluidos jaguares.

“No recibimos animales quemados, la mayor parte lamentablemente no logra escapar de los incendios”, reconoció.

Antonio Cajías, ambientalistas activo y fundador de La voz de la naturaleza, apuntó a que la experiencia de 2019 ha demostrado que no existe coordinación entre los niveles nacional, departamental y municipal con respecto al rescate y salvataje de fauna silvestre afectada por incendios, que principalmente se desarrollan en Chiquitania, Amazonía y Chaco, las ecorregiones más afectadas.

PARA SABER
FISCALIZACIÓN
Los centros de custodia son fiscalizados por las instancias públicas, pero no reciben una
inyección de recursos fija para que puedan sostenerse.

VOLUNTARIADO
Antonio Cajías dijo que muchos de los esfuerzos para curar, salvar, rescatar a la vida silvestre, es resultado de la labor de ambientalistas, ONG,
veterinarios independientes, e incluso de los mismos centros de custodia.

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