Benedicto Arévalo viajaba usualmente con su hijo mayor de cinco años desde la muerte de su señora en 2021. Ayer le tocó a él. Se fue y, además de su primogénito, dejó huérfana a una niña de tres años. El caso, que pasó a la Defensoría de la Niñez, está vinculado con la crisis de suministro de diésel, que golpea especialmente a los camioneros y transportistas del país.

“Fue terrible, el contenedor cayó encima de la cabina, como si no hubiera nada dentro. No sé cómo ese niño salió de ahí vivo,” relató Teresa Sandoval, una comerciante de la zona que observaba la escena aún con el rostro pálido. Los testigos, consternados, se acercaron al camión y lograron sacar al pequeño, que estaba en estado de shock. “Él solo miraba, sin decir nada, como si aún estuviera buscando a su papá,” agregó.

El tráiler, un Renault 460 de color azul, llevaba en su remolque un contenedor que estaba vacío. Benedicto había tomado varias rutas alternas para sortear los bloqueos que instalaron sus compañeros de rubro para exigir a las autoridades la provisión de diésel. Llegó hasta la rotonda de la Avenida Bush y Cuarto Anillo; cuando intentó girar para evitar las protestas por combustible le venció el volante. Por efecto del movimiento brusco de la máquina, el contenedor se vino sobre la cabina y lo aplastó.

El accidente sucedió cerca de mediodía. A las 13:00 el caos reinaba alrededor del camión destrozado y los bomberos de la Policía llegaron al lugar. La prioridad era rescatar al conductor, pero la magnitud del daño en la cabina no dejaba muchas esperanzas.

“Fue un trabajo complicado; la cabina estaba completamente aplastada y tuvimos que utilizar maquinaria pesada para levantar el contenedor. Pero ya sabíamos que no había nada que hacer por el chofer,” declaró el sargento José Quiroga, a los periodistas.

El DEBER preguntó, entonces por los detalles y la posibilidad de otras víctimas. Allí recogió el testimonio de varios vecinos que habían acudido al lugar del accidente rápidamente para rescatar al pequeño. Lo llevaron a la casa de un vecino, para evitar que viera el estado en el que quedó su papá Benedicto, un trailero de 35 años, que llevaba madera al puerto de Arica para su posterior exportación a mercados de ultramar.

El trailero, que tenía a su niño de copiloto, debía llegar a San Julián para cargar la madera. Nunca llegó. Sus familiares acudieron al sitio para reconocerlo, a eso de las 14:00. A esa hora, el sitio ya estaba acordonado y personal de la Defensoría había llegado para hacerse cargo del niño. Fue en ese momento que se supo de la tragedia familia de la familia Arévalo.

La madre del pequeño copiloto del Renault 460 había fallecido hace tres años, según comentaron sus familiares en medio de la congoja. El sol estaba a plenitud, pero las lágrimas de los familiares, de los vecinos, e incluso de un par de bomberos que participaron en la recuperación del cuerpo de Benedicto era evidentes.

Antes de este hecho, ya había sucedido otro accidente en medio de las largas filas y la preocupación de los conductores para conseguir combustibles. Ocurrió el fin de semana en la avenida Roca y Coronado, entre segundo y tercer anillo. La víctima de este accidente fue un motociclista de 24 años, quien chocó en la parte trasera de un camión que se encontraba esperando cargar diésel.

El martes 12 de noviembre perdieron la vida dos personas que iban a bordo de una motocicleta que impactó contra la parte trasera de un camión en Samaipata. En Mariana, una pareja en moto colisionó contra un camión que esperaba cargar combustible. Fue el pasado 10 de noviembre.

Desde la Unidad de Tránsito de la Policía recomendaron prudencia a los conductores.

- Accidentes
El del jueves fue el primer camionero que murió en medio de la crisis de suministros de carburantes. Anteriormente, las víctimas eran motociclistas.

- Tragedia
El trailero tenía que recoger madera de San Julián para llevarla a Chile. No pudo controlar la máquina y por efecto de la gravedad, el contenedor lo aplastó.

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