La situación económica de Bolivia se encuentra en un estado crítico debido a la escasez de dólares y combustibles, problemas que se han agudizado en los últimos meses y que requieren de medidas urgentes para evitar un colapso mayor. El reciente Foro Económico organizado por la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) ha puesto sobre la mesa una serie de propuestas y diagnósticos que podrían ser clave para la recuperación del país.

Alejandro Werner, exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), ofreció un análisis contundente: el déficit en el sector público es el principal problema que debe abordarse para lograr un equilibrio fiscal. Bolivia gasta más de lo que tiene, lo que se refleja en un déficit en cuenta corriente. Werner enfatiza que es esencial una corrección de las finanzas públicas, tanto por el lado de los impuestos como por la reducción del gasto. Además, subraya la necesidad de revisar el tipo de cambio fijo del boliviano, que ya no se ajusta a la realidad económica del país. Un tipo de cambio más débil podría reflejar mejor la balanza de pagos y ayudar a estabilizar la economía. Asimismo, se necesita crear un entorno regulatorio favorable para la inversión privada.

La propuesta de Cainco incluye un ajuste fiscal que evite el contagio al sistema bancario y profundice la crisis. La situación se complica aún más con la escasez de dólares y la falta de divisas necesarias para las importaciones. 

Los economistas advierten que sin corregir los desbalances macroeconómicos, será difícil resolver estos problemas. El déficit fiscal, causado por un Estado que gasta más de lo que le ingresa, obliga al país a buscar recursos en la economía interna, resultando en la pérdida de reservas internacionales y restricciones a las exportaciones. En este contexto, recurrir al FMI para obtener financiamiento externo se presenta como una opción viable. Un programa con el FMI podría ayudar a reabrir estos mercados y proporcionar el soporte financiero necesario para la estabilización económica.

Además, hoy Bolivia está sumida en protestas sociales por la escasez de dólares y combustibles. La incertidumbre política genera efectos negativos sobre la inversión y deteriora el aparato productivo. Es evidente que el Gobierno teme los efectos de retirar el subsidio, pero en un sondeo realizado por EL DEBER en X (antes Twitter) se evidencia que el 48% está de acuerdo con que se elimine, un 44% con que se reajuste y solo un 8% que se mantenga. Incluso, hay bolivianos que cruzan a Argentina a comprar combustible a precio internacional.

La Cámara Agropecuaria del Oriente ha advertido que el suministro de alimentos está en peligro. Hoy los pobladores de Santa Cruz sufrirán las consecuencias de un paro del transporte urbano con el bloqueo de varias calles. Y el sector del transporte pesado amenaza con una huelga nacional si no se soluciona el problema de disponibilidad de diésel.

En resumen, la situación económica de Bolivia requiere de un enfoque integral y coordinado que aborde los desbalances fiscales, ajuste el tipo de cambio, promueva la inversión privada y busque apoyo financiero internacional. Solo con medidas firmes y una estabilidad política y económica, el país podrá superar esta crisis y encaminarse hacia una recuperación sostenible.