José Luis Contreras C.

La ley 1503 de mayo 2023 (ley del oro) tenía tres propósitos.
El primero era, que el Banco Central de Bolivia (BCB) beneficie a los cooperativistas auríferos comprando su oro (a partir de los 5 kilos), a precios superiores a los internacionales; el segundo que el BCB, después de refinarlo, lo atesore en sus bóvedas como parte de las dilapidadas RIN y el tercero, quitarle al Legislativo la facultad de aprobar la venta de oro de las reservas. 

En el debate de la ley en el Senado el ministro de Economía, Marcelo Montenegro indicaba que “Nosotros le damos la confianza al país de que con esta ley la baja transitoria de liquidez se va a nivelar” - a MAS de un año de aprobarse la ley, la baja liquidez (de dólares) no se ha nivelado, por el contrario, se ha incrementado y el tipo de cambio paralelo lo demuestra todos los días.
¿Qué pudo haber salido tan mal?

La compra de 4 toneladas en el 2023 a los cooperativistas fue en bolivianos al tipo de cambio oficial lo cual beneficiaba al BCB porque puede imprimirlos y sus aliados políticos, los cooperativistas, porque se beneficiaban de un precio preferencial. 

Justamente, al no haberse “nivelado” la provisión de dólares al mercado como indicaba Montenegro, el dólar paralelo ha subido y a los cooperativistas ya no les conviene vender su oro al BCB para recibir el equivalente de su venta a Bs6.96 por dólar. Prefieren “exportarlo”.

Las cifras oficiales de exportación de oro del Instituto Nacional de Estadística (INE) sin embargo, a abril de este año demuestran que solo se han exportado 4.15 toneladas de oro siendo que en el 2023 se había exportado 17.7 toneladas en el mismo periodo, lo que ratifica que los cooperativistas lo “exportan” directamente por dólares reales. 

En resumen, ya no hay quien le venda oro al BCB por temas de tipo de cambio. Los cooperativistas bien gracias venden su oro afuera sin declararlo y el Ejecutivo también bien gracias con carta blanca para vender, pignorar y liquidar las reservas de oro que quedan y el BCB a pesar de su obligación de informar a cuánto ascienden las RIN, cuál es su composición, si todavía le queda oro físico, no lo hace en complicidad con sus jefes políticos. 

Finalmente, queda otra vez demostrado que el ministro Montenegro se equivocaba creyendo que la reversión de “la baja transitoria de liquidez” del dólar era cuestión de la promulgación de una ley cuando todos (menos él y su séquito) saben que la escasez de dólares se debe a problemas estructurales de déficit del TGN, baja de exportaciones de gas y de una industrialización que está costando fortunas al país y cuyos resultados no llegan.