_Se va cerrando otra semana sin esperanza para los ciudadanos que, desde el primer día de abril, según cronograma del Ministerio de Salud, debían vacunarse contra el Covid 19. Las dosis se han agotado y no hay fecha para una nueva provisión. Ahora el Gobierno culpa de la escasez del inyectable a los ‘países ricos’. El ministro del área, Jeyson Auza, fue emplazado por la oposición a presentar un informe oral sobre el plan de vacunación convertido en fiasco. Auza pidió no ‘politizar’, no ‘desinformar’ ni ‘crear pánico’ con el delicado asunto. Alguien tiene que devolverle a la gente la certidumbre y tranquilidad que ha perdido por la informalidad de un proceso que debería encararse seriamente porque está en juego la salud y la vida de los bolivianos.

_Cuesta superar el horror del feminicidio perpetrado a plena luz del día en un lugar público de nuestra ciudad. Pudo y debió evitarse ayudando a tiempo a la víctima a librarse del calvario al que la tenía sometida su victimario monstruoso. Pero nadie fue en su auxilio. Los administradores de justicia y responsables de la seguridad ciudadana miraban hacia otro lado.

_No hay presencia del Estado en muchas partes de la geografía nacional. Tampoco en la comunidad Tsimane en Beni, donde un hombre fue quemado vivo como ‘castigo’ por delitos que habría cometido. Justicia ‘comunitaria’ o por mano propia. Nadie estaba al tanto de la atrocidad conocida por redes sociales. Algo muy grave está ocurriendo en Bolivia. Un germen maligno carcome los valores de una sociedad que debe reaccionar antes de que sea tarde.