En los últimos años, las grandes ciudades han registrado el aumento de la demanda del transporte y del tránsito vial. Los efectos son el incremento de la congestión, demoras en la circulación, accidentes y problemas ambientales que son mayores que los considerados aceptables por los ciudadanos. Los expertos en la materia juzgan que el ‘aumento explosivo’ de esos fenómenos se debe, particularmente, a la facilidad creciente de acceso al automóvil y al costo subvencionado de los combustibles.

Santa Cruz de la Sierra es la ciudad más grande y poblada de Bolivia. A escala nacional registra la mayor cantidad de vehículos con 873.478 unidades equivalentes al 35% del total en las urbes del eje troncal donde 552.898 se desplazan en La Paz y 522.575 lo hacen en Cochabamba. Estos tres departamentos concentran más del 78% del parque automotor. Se estima que a la capital cruceña ingresan, cada mes, casi 21.000 nuevos motorizados. La circulación vehicular es un problema grave para la población que debe desplazarse por vías congestionadas en distintos lugares. Es lo que cotidianamente sucede, especialmente en las ‘horas pico’, a un mayor costo social y afectando la calidad de vida de los ciudadanos.

El congestionamiento de motorizados tiene alcanzados niveles críticos en la capital cruceña. La falta de un plan de reordenamiento del transporte público es parte medular del caos creciente en sus calles y avenidas. El diagnóstico está hecho hace tiempo. Una solución integral del problema no puede seguir postergada.