La crisis económica que azota a Santa Cruz ha desnudado la fragilidad de sus instituciones y la necesidad imperiosa de un liderazgo cohesionado. La falta de combustibles, la inestabilidad del dólar y la disminución de los recursos del IDH han puesto a prueba la capacidad de respuesta del departamento.

La Gobernación, otrora un bastión de unidad, hoy se encuentra fracturada. La detención del gobernador Luis Fernando Camacho ha dejado un vacío de liderazgo que aún no ha sido llenado. Si bien el Comité Cívico cumple un papel fundamental hoy no lo está haciendo y también es necesario que otros actores, como el empresariado, se sumen a la construcción de una visión de futuro para el departamento.

La sociedad cruceña ha demostrado en el pasado su capacidad para lograr cambios políticos significativos. Sin embargo, en este nuevo escenario, es fundamental generar una movilización ciudadana que exija a los actores políticos una mayor unidad y compromiso.

La redistribución de recursos y competencias hacia las regiones es una demanda histórica de Santa Cruz. Es imperativo que se replantee el Pacto Fiscal para garantizar que los departamentos reciban los recursos necesarios para su desarrollo.

En conclusión, la crisis institucional que atraviesa Santa Cruz exige una respuesta urgente y coordinada. La sociedad cruceña tiene la capacidad de superar esta crisis, pero para ello es fundamental que todos los actores involucrados trabajen de manera conjunta y comprometida. Solamente la acción modifica la situación.