La detención de Ramiro Cucho y Humberto Claros, dirigentes campesinos del ‘riñón’ de Evo Morales, ha recrudecido la pugna entre las facciones evistas y arcistas, cerca de los golpes ayer en puertas de la Felcc, donde la intervención policial se hizo necesaria para evitar un estallido de violencia. Tras su detención en Potosí y Cochabamba, respectivamente, Cucho y Claros fueron llevados a La Paz como ‘probables responsables’ de delitos de terrorismo y otros que pudieron haber cometido durante los 24 días de cortes de carreteras, especialmente en el centro del país, promovidos por Morales que ha optado por replegarse a su bastión del Chapare, aunque aún no hay orden de aprehensión en su contra. Su hija Eva Liz aseguró que su padre no se irá de Bolivia y permanecerá junto al pueblo.

Pero no son los únicos evistas en la mira del Gobierno. Ponciano Santos, otro de la línea radical de Evo, era buscado en Santa Cruz y el exministro Juan R. Quintana no fue encontrado en un allanamiento domiciliario y se desconoce si está en territorio nacional. Al mismo tiempo, parlamentarios afines al arcismo exigen que se investigue la fuente de financiamiento de los prolongados bloqueos que, según sospechan, tendría origen venezolano. “Tiene que investigarse si la plata vino de Venezuela o del narcotráfico”, demandó la senadora arcista Virginia Velasco. Desde la otra vereda, Gerardo García, vice del MAS evista, habló de “sacar” al gobierno que los está ‘lastimando’.

En la cada vez más áspera y sorda disputa, por obvias razones, el arcismo empoderado lleva hasta ahora las de ganar.