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Cara a cara
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20 de noviembre de 2024, 3:00 AM
En un monumento a la desidia que atenta contra el ornato público de la ciudad, se ha convertido el edificio de la Fiscalía Departamental cruceña que ardió hace dos años por la acción de grupos vandálicos. Fue un hecho luctuoso cuya investigación apenas parece haber avanzado. La infraestructura permanece en ruinas y envuelta entre la maleza que crece a su alrededor. Sus únicos ocupantes son indigentes, drogadictos y malvivientes para inquietud mayor del vecindario, ante la falta de vigilancia en el lugar.
El colapsado inmueble que ofrece un muy mal aspecto, está ubicado en el extremo norte de la avenida Monseñor Rivero que registra un incesante movimiento vehicular y de personas por la cercanía del Palacio de Justicia y el funcionamiento de un buen número de locales públicos, entre cafeterías al paso, restaurantes, supermercados, farmacias, además de una clínica privada y otros.
Hacia el Sur-Este de la misma avenida, se halla en completo estado de abandono la agencia de una entidad bancaria que, por oscuros manejos, hace algún tiempo fue obligada a cerrar sus puertas. Desde entonces, los interventores de la ASFI no han movido un dedo para evitar el deterioro de la infraestructura a cuyo alrededor la hierba ‘da al pecho’ y además se acumula mucha basura. El reproche ciudadano también alcanza a la Alcaldía Municipal que, a través de la secretaría correspondiente, debería preocuparse y reclamar al menos por el daño que se infiere a la imagen de la maltratada urbe ñuflense, que parece no tener quien la sufra ni quien la llore.