El cierre de un 50% de operadoras en lo que va de 2024, es una muy mala noticia para el turismo en Bolivia. También lo es la posible salida de importantes líneas aéreas por las dificultades que experimentan para operar en el país. La falta de una política de cielos abiertos, la escasez de dólares y los frecuentes cortes de rutas, son señaladas como las principales causas de la ‘asfixia’ que sufre la ‘industria sin chimeneas’. Es el sentir de operadores del sector, agencias de viajes y guías turísticos que protestaron en puertas de la línea bandera BoA, que redujo del 6% al 1% las comisiones por la venta de pasajes.

Es preocupante lo que está ocurriendo porque el turismo es  ‘pilar clave’ para el desarrollo económico, al generar ingresos significativos y promover la conservación de la rica biodiversidad cultural y natural boliviana. El Salar de Uyuni, el lago Titicaca, el Parque Nacional Madidi y las Misiones Jesuíticas de Chiquitos son, entre otros, destinos icónicos que atraen y asombran a miles de turistas cada año. En 2023, un millón de turistas visitaron Bolivia y de los que 132 mil atrajo Santa Cruz.

 Es cierto que Bolivia tiene mucho que mostrar al visitante como “síntesis del mundo”, así la definió por sus numerosos y diversos atractivos naturales, un famoso explorador francés. Pero debe resolver a la brevedad que sea posible, problemas como los antes referidos y que se ciernen amenazantes sobre el turismo, una bastante lucrativa fuente de ingresos cuando es promocionado, administrado y protegido adecuadamente.