POR: CLÍNICA MAYO


Tristeza constante y pérdida de interés. Son dos de los ingredientes más comunes para detectar la depresión en sus distintas formas.

Dependiendo de su intensidad, puede incluso dificultar la realización de las actividades cotidianas.

Hay otros síntomas que delatan que alguien atraviesa por la depresión: desesperanza, vacío, ganas de llorar, alteraciones en el sueño, falta de energía y de apetito, o también se presenta con exceso de antojos, autorreproches, pensamientos suicidas, dificultad para concentrarse, adelgazamiento, y hasta lentitud para razonar o movilizarse.

Según la Clínica Mayo, no es algo que se cure de la noche a la mañana, puede demandar tratamiento a largo plazo.

Hay quienes la padecen una sola vez, pero en general, una persona puede presentar varios episodios a lo largo de su vida

RIESGO Y COMPLICACIÓN

Por lo general, la depresión comienza en la adolescencia o entre los 20 y 30 y tantos años, pero puede aparecer en cualquier momento. Esta enfermedad se diagnostica más a las mujeres que a los hombres, pero puede ser, en parte, porque es más probable que ellas sí pidan auxilio.

Existen factores que podrían aumentar el riesgo de que se desencadene la depresión. Están los rasgos de la personalidad (autoestima baja, autocrítico, pesimista); situaciones traumáticas o estresantes (maltrato físico o abuso sexual, pérdida de un ser querido, relación difícil o problemas económicos).

Las hormonas también ejercen una poderosa influencia. Los cambios hormonales pueden presentarse en el embarazo y durante las semanas o meses después del parto (posparto), y por problemas de tiroides, menopausia u otros trastornos.

También pueden incidir los familiares con antecedentes de depresión, trastorno bipolar, alcoholismo o suicidio.

Ayudan a asentar la depresión antecedentes de otros trastornos de salud mental, como ansiedad, trastornos de la alimentación o de estrés postraumático; el abuso de alcohol o de drogas recreativas; una enfermedad grave o crónica, o el consumo de ciertos medicamentos, como los que se indican para la presión arterial alta o las pastillas para dormir.

En cuanto a las complicaciones, la depresión suele empeorar si no se trata y derivar en problemas emocionales, de conducta y de salud que pueden afectar todos los aspectos de la vida.

La depresión puede traducirse en sobrepeso u obesidad, que pueden derivar en enfermedades cardiacas o diabetes. También puede convertirse en dolor o enfermedad física, en consumo inapropiado de alcohol o de drogas; en ansiedad, trastorno de pánico y fobias sociales.

Este problema mental y emocional, además, tiene la capacidad de generar conflictos familiares, dificultades en las relaciones y problemas en la escuela o el trabajo. El aislamiento social, los sentimientos suicidas, intentos de suicidio o suicidio, de automutilación, e incluso la muerte prematura, a raíz de enfermedades, pueden ser un triste final de la depresión.


EVITARLA

Los profesionales del Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona, hacen algunas recomendaciones para evitar caer en un cuadro de depresión.

Quizás algunos suenen ‘trillados’, pero su efectividad es indiscutible. Los especialistas empiezan la lista de sugerencias por los ejercicios, que aumentan el nivel de las endorfinas, la persona debe elegir la actividad con la que mejor se sienta, y con la que incremente su sensación de libertad.

Otra recomendación es la alimentación equilibrada, por ejemplo, si no se ingieren suficientes proteínas, costará más segregar endorfinas. Además, comer no solo es el acto fisiológico, implica compañía, charla y sensaciones.

El descanso es imprescindible, hay que intentar dormir como mínimo siete horas, tiempo necesario para que el cuerpo y la mente “se reparen” y queden como nuevos. Formas alternativas para manejar el estrés son la práctica de yoga, pilates, técnicas de relajación como meditación guiada, ‘mindfulness’, visualización, “relajación progresiva de Jacobson”, cromoterapia, aromaterapia, musicoterapia, etc.

Es imprescindible expresar los sentimientos o pensamientos difíciles por gente de confianza, probar con abrazos y caricias y apegarse a un constante lenguaje en positivo.

Para la cura, cuando la depresión ya se instaló, es importante definir si se recurrirá a un sicólogo (terapia conductual) o a un siquiatra (uso de fármacos).

Lea también

Edición Impresa

El covid-19 aumenta los riesgos de desarrollar diabetes

El virus puede empeorar la diabetes o hacer que personas sanas desarrollen la enfermedad. Mata las células encargadas de producir insulina