“Lamentablemente terminé así. Cuando fui al médico ya era demasiado tarde. El doctor me dijo: hay que amputar porque si no la infección seguirá avanzando”, dice con la voz quebrada María, que está aprendiendo adaptarse a su nueva condición.

Tenía 35 años cuando descubrió que era diabética por una prueba que se hizo cuando empezó a perder peso sin una causa aparente, y tenía sed y sueño incontrolables.

Los próximos 15 años transcurrieron sin mayores complicaciones hasta que comenzó a percibir cambios en la coloración en los pies y pérdida de sensibilidad en los dedos. No olvida el día en que pisó un clavo y acabó con dos dedos amputados, y como el daño siguió avanzando, después de un tiempo perdió toda la pierna derecha.

Ahora, con 52 años está aprendiendo a manejarse con muletas, burritos y en su silla de rueda, pero todavía le cuesta asumir que tiene que depender de sus hijos para algunas cosas básicas.

La causa para que María y otras personas acaben así es la diabetes tipo 2, una enfermedad que si no se atiende puede conducir a complicaciones graves, incluidas las amputaciones de miembros inferiores, y hasta la muerte.

Las autoridades sanitarias advierten que el mal control de la diabetes deriva en complicaciones crónicas, como el pie diabético que muchas veces acaba en amputaciones.

Aunque no se tienen estadísticas precisas, los datos que elaboró hace quince años una enfermera en la Caja Nacional de Salud (CNS) dan una pauta sobre lo ocurre en nuestra región. De 500 pacientes con pie diabético que fueron atendidos, 100 acabaron con amputaciones.

Según la Federación Internacional de Diabetes, se calcula que en el mundo cada 30 segundos una extremidad inferior, o parte de ésta, es amputada como consecuencia de esta enfermedad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 422 millones de personas viven con la enfermedad. Cada año mueren 1,6 millones de estos pacientes. Y la pérdida de extremidades inferiores como consecuencia de complicaciones de la diabetes, se ha convertido en un grave problema social, económico y de salud pública.

La dificultad de controlar bien la glicemia (el azúcar en sangre) genera complicaciones, como problemas cardíacos, Accidentes Cerebro Vascular (ACV), pérdida de la visión, insuficiencia renal y neuropatía diabética, que es el daño en los nervios que dan sensibilidad, particularmente a las piernas y los pies.

La responsable del Programa Diabetes del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Angélica Fierro, señala que los pacientes con diabetes pueden tener cualquier tipo de patología, porque disminuye su sistema inmunológico. Por eso, es importante que reciban un tratamiento adecuado para evitar complicaciones.

Agrega que la neuropatía es la primera causa de amputaciones no traumáticas de miembros inferiores. “Para explicar en palabra simples, la neuropatía se presenta como cuando uno se cae y tiene un raspón, así queda el tejido nervioso. Pero, a diferencia de una persona sana, en el diabético el tejido que cambia de coloración cuesta que se regenere. Entonces empieza a producir dolor y pérdida de la sensibilidad en la zona. Ahí es donde aparecen las heridas, que si no se atienden pueden llegar a la amputación”, dice.

La incidencia

Hace unos 25 años se hizo la primera encuesta nacional de factores de riesgo y se detectó que la incidencia de diabetes en el departamento era de un 10%, pero ahora alcanza a entre 12 y 15%.

“Eso quiere decir que, si somos cuatro millones de habitantes, 400.000 o 450.000 tienen diabetes, pero probablemente solo 200.000 lo sabe y el resto no. De la mitad que ha sido diagnosticada, solo 50.000 acude al centro de salud, hace tratamiento y modifica su estilo de vida”, señala Fierro.

Otro problema que se está enfrentando por una mala alimentación es que la diabetes cada vez se va presentando en personas más jóvenes, incluso en niños.

También va en aumento la diabetes gestacional y es más frecuente de lo que se cree en nuestro medio.

La doctora recomienda que una mujer que tiene familiares con diabetes debe hacerse estudios antes de quedar embarazada para no tener problemas, porque lo más probable es que durante la gestación enfrente la enfermedad y eso la expondrá al riesgo de padecer este mal en un futuro. Además, el niño hereda esa condición.

La profesional señala que, de diez mujeres, una o dos tienen diabetes gestacional, pero otras tres ya tenían antes del embarazo sin saberlo.

“Hay mujeres que se embarazaron teniendo diabetes o tenían algún grado de alteración de la glucosa, pero no tenían su diagnóstico”, manifestó.

Las que presentan la enfermedad antes de las 20 semanas son las que tenían diabetes o prediabetes antes del embarazo, pero las que manifiestan el mal a las 24 semanas son las que sufren la diabetes gestacional.

Factores de riesgo

Advierten que, de diez personas, cinco o seis tienen obesidad o sobrepeso. Y si a eso se le suman que son sedentarios, no tienen una alimentación saludable, consumen alcohol y tabaco, y se enfrentan a un riesgo muy alto para padecer diabetes.

La nicotina altera el nivel de azúcar en la sangre. Advierten que puede aumentar las posibilidades de contraer diabetes tipo 2 o empeorar la enfermedad si ya fue diagnosticada.

El vapeo (cigarrillo electrónico) frecuente también puede aumentar el riesgo de que una persona desarrolle un nivel alto de azúcar en la sangre, que conduce a una diabetes tipo 2.

Consultas tardías

El coordinador de Redes Urbanas del Sedes, Carmelo Salvatierra, llama a la población a realizarse chequeos periódicos, que incluyan controles de diabetes, ya que la mitad de las personas que sufre esta enfermedad no sabe que la tiene.

Señala que el 50% de las personas con diabetes no es diagnosticada a tiempo.

“Queremos llegar a la población con campañas para poder diagnosticar y empezar un tratamiento oportuno, lo que va a prevenir las complicaciones”, indicó en el marco del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el 14 de noviembre.

Los especialistas recomiendan a las personas poner de su parte para llevar una vida saludable, dado que en nuestro medio el clima lleva a que se consuma muchos refrescos con azúcar, lo que agregado a los hidratos de carbono y al estrés predisponen a padecer esta enfermedad.

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