Andrés Yamit Carrillo Mendoza

Oh Dolor fastidioso que si pudiera lo arrancaría. ¿por qué me buscas a mi, si yo no te quiero a ti?

Vete a dar una vuelta y no vuelvas que no quiero sentirte. ¿Cómo haces para estar siempre a mi lado? Conoces  tantas cosas de mí, me acompañas en el diario vivir, no me dejas descansar ni un rato. Sin embargo, he empezado a descubrir cómo hacer para que tu no me controles a mi, sino más bien, aprendo cómo deshacerme de ti.

La fisioterapia frena tus macabras intenciones de triturarme de dolor.

 Y si, todos tenemos una terapia que calma el dolor, ¿ya conoces la tuya? ¿Ya has identificado esas manos sagradas que saben calmar el dolor o esos cables con corriente que tranquilizan tus músculos inflamados?

La molestia física tiende a irritar y a ver la vida con el filtro nublado del dolor. Y la molestia emocional perturba de manera más directa las emociones y la capacidad de enfrentarse tranquilamente con la vida. Sin embargo, siempre encontramos una terapia, una solución. Siempre hay quien aleje al dolor. Hasta quienes viven enfermedades muy dolorosas y logran encontrar un alivio generoso, una buena compañía, una actividad que les olvida su dolor, y que les hace asumir la vida con mayor pasión y sin perder la ilusión.  

Cuando de repente y por fin sientes alivio no dudes en hacer pronto lo que te entusiasma, que no hay mayor dolor que perder el tiempo sin ilusión. Pues hay quienes tienen salud y no tienen ningún dolor físico, pero se arropan en la colcha de la pereza y el sin sabor, creyendo que están en confort, sin pensar que la vida es un maravilloso don que siempre te impulsa y te saca de tu colchón, a vivir una experiencia de amor. Porque quien dice que se ve agobiado por la pereza, se engaña, y lo que le falta es ilusión, y a veces solo un par de tenis, y salir a caminar o trotar pueden deshacer el bucle de pensamientos pesimistas que una buena dosis de endorfinas y saltos de alegría pondrán sazón al corazón.

En navidad, come con creatividad, cuida tu salud, valora que estás vivo y puedes seguir soñando, entrena tu mente para que nada te disminuya y no permitas que los dolores opaquen tu mirada. Dale siempre la vuelta a los pensamientos negativos y trae todo lo que te haga sonreír. Todo puede servirte para amargarte, o todo puedes verlo desde los ojos de Dios y alegrarte. Decide por Dios, decide alegrar tu corazón.

Feliz Navidad.