Educación y sociedad
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El mercado laboral, tanto en Bolivia como en el mundo, está en constante transformación. La globalización, los avances tecnológicos y las nuevas dinámicas productivas exigen que los profesionales estén a la vanguardia, combinando habilidades técnicas y blandas que respondan a las necesidades empresariales.
Oscar Mario Justiniano, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), destaca que la formación debe alinearse con la realidad del sector para garantizar la competitividad y el desarrollo sostenible.
“La formación tiene que estar mucho más inmiscuida con la realidad del sector empresarial en los distintos rubros, llámese productivo industrial, servicios, hotelería y otros tantos más”, indica el empresario a tiempo de aclarar que, si bien la educación superior en Bolivia ha avanzado para responder a las necesidades del sector empresarial, aún falta profundizar en esa conexión.
El reto es lograr una formación integral que aborde las competencias duras -técnicas y tecnológicas-, así como las habilidades blandas esenciales para operar en mercados globales.
Uno de los principales ejes de desarrollo profesional es la incorporación de habilidades tecnológicas. Hoy en día, las empresas exigen conocimiento en herramientas digitales avanzadas como la inteligencia artificial, que optimiza procesos y mejora la eficiencia:
“Una formación mucho más ligada a las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, es altamente requerida por las empresas porque conlleva eficiencia y eficacia en el trabajo”, señala Justiniano, quien participó en el conversatorio “Oferta y demanda de competencias en el mercado laboral de Santa Cruz”, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en el marco de la tercera versión de la Feria de Empleabilidad.
Para el empresario, el mercado cruceño, por ejemplo, tiene un enfoque exportador que requiere negociaciones globales y dominio de idiomas, siendo el inglés una competencia transversal fundamental.
“Nuestro mercado apunta particularmente al externo, para lo cual se requiere capacidades como el dominio completo de idiomas como el inglés”.
Además, menciona que el nivel de tecnificación en todos los mandos es clave. No solo se espera que los altos ejecutivos utilicen herramientas tecnológicas, sino también los colaboradores operativos porque se precisa que cada uno maneje un nivel de tecnificación relacionado con la utilización de aplicaciones móviles implementadas por las empresas.
El manejo eficiente de la información y la capacidad de gestionar grandes volúmenes de datos (data management) se convierte en un activo valioso. En palabras del líder empresarial, “necesitamos datos, y la data se genera a través del trabajo y la utilización eficiente de herramientas tecnológicas”.
En la misma línea, el Observatorio Nacional del Trabajo (ONT) de Unifranz, en el estudio “Competencias laborales en las empresas bolivianas”, identifica las competencias más solicitadas por el sector privado. Por ejemplo, en el nivel estratégico de las empresas se valoran, en mayor proporción, las competencias de comunicación efectiva (escrita), resolución de problemas y habilidades de contacto (astucia política). Mientras que las menos valoradas son las de independencia/autonomía, visión del negocio y motivación y delegación.
Por otro lado, a nivel táctico, las competencias más valoradas son las de motivación y delegación, integridad/honestidad y responsabilidad. Mientras que las menos valoradas son las de impacto e influencia, manejo de conflictos y habilidades de contacto.
Aunque las competencias técnicas son indispensables, las habilidades blandas son determinantes para alcanzar los objetivos empresariales y conquistar mercados internacionales. Justiniano recalca la importancia del trabajo en equipo, impulsado por valores como la ética, la responsabilidad social y la sostenibilidad ambiental.
“El mundo ya no efectúa una compra solo por tener el mejor precio, se valora la responsabilidad social y el impacto medioambiental, que es clave para acceder a mercados como el europeo”.
La integración de estos valores en los profesionales garantiza que puedan operar en un mundo globalizado, donde la innovación y la adaptabilidad son indispensables.
La formación permanente es otro pilar destacado por el sector empresarial. Para Justiniano, invertir en el desarrollo de los colaboradores no solo garantiza una mayor productividad, sino que también contribuye al círculo virtuoso del empleo formal y digno.
“Es fundamental que los empresarios inviertan en seguir formulando ese tipo de formación. Apostamos muchísimo por la adquisición de habilidades blandas y la innovación permanente”.
El desafío, según el presidente de la Federación de Empresarios, radica en entender las motivaciones y expectativas de las nuevas generaciones y, al mismo tiempo, cumplir con las metas y objetivos primarios de las empresas que, para competir a nivel global, necesitan profesionales altamente preparados, capaces de entender el mercado, proponer soluciones innovadoras y gestionar procesos eficientes que reduzcan costos y optimicen recursos. Justiniano lo resume con claridad:
“Nadie le compra a Bolivia algo porque es único, pasa porque uno tiene que ser altamente eficiente y efectivo, con costos competitivos y una logística impecable para conquistar los mercados”, puntualiza.
Por ello, la participación en foros internacionales, ruedas de negocios y ferias globales es esencial para que los profesionales puedan adquirir experiencia y conocimientos de primera mano.
“Necesitamos que nuestros profesionales salgan al mundo, se 'rocen' en diversidad de foros y traigan respuestas a las necesidades globales”, reflexiona.
El mercado laboral en Bolivia tiene la oportunidad de posicionarse a través de la formación de profesionales que conjugan habilidades técnicas y blandas, con una visión global y responsable. La alianza entre el sector académico y empresarial será clave para lograrlo.
Como indica Justiniano, la competitividad no es una opción, sino una necesidad para sobresalir, porque “las metas y los logros tienen que conquistarse rápidamente. La visión permanente de innovación y eficiencia debe ser el objetivo de nuestros profesionales y empresas”.
Con un enfoque en la formación continua, la ética y el compromiso con el medio ambiente, el mercado laboral boliviano podrá responder a los desafíos globales y generar un desarrollo sostenible para el país.