Educación y sociedad
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¿Qué pasa con nuestras cuentas y perfiles cuando morimos? En la era digital, el concepto de herencia va más allá de propiedades físicas o bienes tangibles. Hoy en día, nuestras redes sociales, cuentas de correo electrónico y suscripciones a plataformas como Netflix también forman parte de nuestro patrimonio y, al igual que otros bienes, pueden ser heredados mediante un testamento digital.
“Las cuentas de redes sociales pueden permanecer activas por un tiempo luego de nuestra muerte o la muerte de un ser querido; sin embargo, la mayoría de estas plataformas cuentan con mecanismos para su cierre o para convertirlas en cuentas conmemorativas, pero también es posible establecer un testamento digital”, expresa Verónica Ivette Cadena Blacutt, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El testamento digital permite establecer instrucciones claras sobre el destino de nuestra identidad digital tras la muerte. Ya sea que se trate de mantener vivos recuerdos familiares en redes sociales o gestionar recursos económicos como criptomonedas, el testamento digital surge como una herramienta fundamental en la actualidad.
Este documento se trata de un mecanismo en el que el usuario decide qué debe ocurrir con sus activos digitales una vez que fallece. Dichos activos incluyen cuentas en redes sociales, suscripciones a servicios de streaming, perfiles de correo electrónico y contraseñas. Esta práctica está regulada en países como España desde 2018, a través de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y de Garantía de los Derechos Digitales (LOPD-GDD).
“El objetivo principal es garantizar que el testador tenga control sobre la gestión y el uso de su información digital, decidiendo si esta debe ser eliminada, conservada o cedida a una persona de confianza”, explica la argumentación de la norma.
La formalización de este tipo de testamento requiere la intervención de un notario, tal como ocurre con los testamentos tradicionales. Sin esta formalidad, las plataformas digitales pueden actuar unilateralmente, dificultando el acceso a cuentas o eliminando información valiosa para los familiares.
Cadena detalla que, sin una designación clara, las cuentas suelen cerrarse automáticamente luego de períodos de inactividad que varían según la plataforma.
“Si uno no deja a alguien para que maneje su cuenta de red social, que sería lo conveniente, ésta se cierra en el periodo que dicte cada red social. Algunas establecen un periodo de inactividad de 120 días, otras un año, otras cinco años. Las cuentas mueren si no tienen ningún tipo de administración, al igual que las personas”, agrega.
De acuerdo con la experta, incluso sin un documento formal, es posible dejar un contacto designado permite a familiares o allegados decidir entre opciones como convertir la cuenta en un perfil memorial o eliminarla definitivamente.
Más allá de las redes: Netflix, Spotify y cuentas de entretenimiento
Además de las redes sociales, el testamento digital también abarca otros servicios cotidianos como suscripciones a plataformas de streaming. Cuentas de Netflix, Spotify o Amazon Prime, por ejemplo, suelen quedar inactivas y, sin una planificación previa, podrían seguir generando cobros innecesarios.
Un testamento digital permite transferir estas cuentas a un heredero, facilitando su uso y evitando complicaciones económicas. La previsión también ahorra trámites engorrosos a los familiares, quienes pueden encontrarse con restricciones debido a políticas internas de cada plataforma.
Regulación y beneficios para los herederos
La legislación española, pionera en materia de derechos digitales, establece que cualquier individuo puede decidir el destino de su patrimonio virtual a través de un testamento formalizado ante notario. Además de garantizar el cumplimiento de la voluntad del fallecido, este documento evita conflictos familiares y problemas legales.
Cadena destaca que el testamento digital funciona de manera similar a uno físico. “Es una especie de acuerdo en el cual una persona le cede la administración de sus cuentas a la persona que cree que es conveniente que las maneje”.
La posibilidad de acceder a fotografías, correos electrónicos o mensajes importantes es una de las ventajas más valoradas, ya que evita que recuerdos valiosos queden inaccesibles o se pierdan. Asimismo, en el caso de activos financieros digitales, como criptomonedas, el testamento asegura que los recursos puedan ser recuperados y utilizados por los herederos.
En un mundo cada vez más digitalizado, nuestra identidad en línea adquiere un valor significativo. Las redes sociales y plataformas digitales son ahora parte de nuestro legado, y la falta de previsión puede llevar a que este patrimonio quede en el limbo. El testamento digital no solo es una medida práctica, sino también una forma de honrar la memoria y los deseos de quienes se han ido.
“Todas las disposiciones que realice un usuario sobre sus perfiles y la información en línea se denominan testamento digital”, aclara.
Finalmente, la pregunta ya no es si nuestras cuentas en redes sociales mueren con nosotros, sino si estamos preparados para decidir quién las heredará y cómo.