Marcos Willams Tapia Valda

En los últimos años, hemos presenciado cómo los bloqueos y movilizaciones, motivadas por diversas razones sociales, políticas o económicas, se han convertido en una forma común de protesta, aunque estas acciones a menudo buscan presionar al Gobierno para atender las demandas de la población, no podemos ignorar sus efectos colaterales en la economía, particularmente en la inflación.

La inflación, entendida como el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios, es un fenómeno económico que afecta directamente el poder adquisitivo de las personas, una de las principales causas de la inflación es el desajuste entre la oferta y la demanda. Aquí es donde los bloqueos y movilizaciones juegan un papel crucial.

Cuando los caminos son bloqueados, el transporte de bienes y servicios se ve gravemente afectado. Los productos, especialmente aquellos de primera necesidad como alimentos y combustibles, no pueden llegar a sus destinos a tiempo, esta interrupción genera escasez en los mercados locales, lo que a su vez provoca un aumento en los precios de estos productos.

 En otras palabras, la oferta se reduce mientras la demanda permanece constante o incluso aumenta debido al pánico de la población por la escasez, lo que dispara los precios de los mercados locales.

Los bloqueos también incrementan los costos de producción, las empresas que dependen de insumos transportados por carretera se ven obligadas a pagar más por ellos o a buscar alternativas más caras para obtener sus materiales, este incremento en los costos se traduce inevitablemente en precios más altos para el consumidor final, alimentando aún más la inflación.

Este ciclo se convierte en una peligrosa espiral de retroalimentación, los precios altos generan mayor insatisfacción en la población, lo que puede llevar a más protestas y, por ende, a más bloqueos, cada nuevo bloqueo agrava la situación, creando un círculo vicioso difícil de romper.

Además de los efectos inmediatos en la inflación, los bloqueos y movilizaciones tienen consecuencias a largo plazo en la economía, La incertidumbre generada por estos eventos puede desincentivar la inversión, tanto nacional como extranjera, las empresas pueden optar por reducir su producción o incluso cerrar operaciones en regiones afectadas, lo que contribuye a una mayor inestabilidad económica.

Es comprensible que, en contextos de tensión social, las protestas se manifiesten de diversas formas, incluyendo los bloqueos de caminos. Sin embargo, es crucial que tanto los manifestantes como el Gobierno consideren los efectos económicos de estas acciones.

La inflación afecta a todos, pero especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, quienes ven su poder adquisitivo erosionado con cada incremento de precios, encontrar un equilibrio entre la protesta legítima y el mantenimiento de la estabilidad económica es un desafío que debemos abordar con seriedad y responsabilidad.

En resumen, los bloqueos de caminos, aunque efectivos para llamar la atención sobre problemas sociales, pueden agravar la inflación y desencadenar un ciclo destructivo que afecta a toda la Economía.