por César Dockweiler - Economista


El reciente discurso del presidente Arce ha dejado a muchos bolivianos con una sensación de incertidumbre, sin ofrecer soluciones claras a los desafíos que enfrentamos. Aunque el objetivo de su intervención parecía ser generar una sensación de acción y recuperar la confianza de la población, las expectativas quedaron insatisfechas. En lugar de proporcionar verdaderas "medidas económicas", el enfoque se centró en "evasivas políticas" que no abordaron directamente los problemas más urgentes.


El presidente desperdició una excelente oportunidad para demostrar que su administración tiene un plan sólido para enfrentar la crisis económica. El aniversario patrio era el escenario ideal para transparentar la situación y fortalecer la confianza de los bolivianos. Sin embargo, el discurso dejó la impresión de que persiste en no reconocer plenamente la magnitud del problema y en no asumir su responsabilidad para iniciar las soluciones necesarias.


Desde mi perspectiva, el presidente pudo haberse apartado de intransigencias políticas para concentrarse en propuestas concretas y directas para la economía de Bolivia, tal como detallo a continuación, y que espero sean consideradas por nuestras autoridades:


Reconocer la Realidad de la Crisis: Es crucial que el presidente reconozca los desafíos económicos que enfrentamos. Atribuir las dificultades a factores externos, sin identificar ni admitir las verdaderas causas de los problemas, puede limitar la capacidad del gobierno para generar confianza y movilizar a los bolivianos hacia soluciones efectivas.


Asumir la Responsabilidad Compartida: Es fundamental que todos, incluyendo al presidente, asumamos nuestra parte de responsabilidad en la actual situación económica. En lugar de buscar culpables en eventos pasados, deberíamos centrarnos en cómo podemos trabajar juntos para superar los desafíos y construir un futuro más próspero para todos.


Enfrentar los Desafíos con Decisión: La propuesta de convocar un referéndum sobre temas que son competencia directa del gobierno provoca la percepción de ser un mecanismo para evadir responsabilidades y culpar a los bolivianos de los errores. Sería más productivo realizar un referéndum que, por ejemplo, permita modificar la Constitución con el objetivo de generar seguridad jurídica y atraer inversión y tecnología extranjera que aseguren la transformación de nuestras materias primas (litio, oro, tierras raras, hierro, etc.) como la verdadera fuente de desarrollo.


Enfocar la Atención en lo Esencial: La atención del país debe centrarse en los problemas económicos que más preocupan a los bolivianos. Las discusiones sobre modificaciones constitucionales deben ser llevadas con seriedad y dentro de los marcos legales establecidos, evitando que se conviertan en distracciones de los verdaderos problemas económicos.


Promover la Unidad y Evitar la Confrontación: Los temas sensibles, como los propuestos por el presidente para el referéndum, deben manejarse con cuidado para evitar divisiones innecesarias en la sociedad. El objetivo debe ser siempre encontrar soluciones que unan a los bolivianos en lugar de dividirnos.


Es importante que el gobierno salga de su “trinchera” política y adopte un enfoque orientado a resolver la crisis económica con transparencia y diálogo responsable. El bienestar de Bolivia depende de un liderazgo que reconozca los desafíos, asuma la responsabilidad y trabaje en conjunto con todos los sectores para implementar soluciones efectivas.


De nada sirve evitar abordar los temas cruciales para los bolivianos cuando necesitamos concentrarnos en la economía, asegurando el acceso a la canasta básica, estabilizando la moneda, y fomentando la producción y el emprendimiento nacional. Es vital que se presenten soluciones concretas para enfrentar la escasez de dólares, asegurar la provisión de combustibles, frenar la inflación y reducir el déficit fiscal, problemas que están afectando profundamente a las familias bolivianas.


Restablecer el equilibrio macroeconómico es un desafío que requiere un liderazgo claro, decidido y transparente. Aunque la convocatoria a un encuentro por la economía es un paso en la dirección correcta, este esfuerzo debe estar respaldado por propuestas concretas y viables. No podemos limitarnos a un encuentro político que solo convoque a pocos sectores de la sociedad; es imprescindible promover una "CUMBRE POR BOLIVIA" que cuente con la participación técnica de la mayoría de los sectores más representativos del país. A través de información transparente y una metodología de trabajo, podemos asumir acciones reales que ofrezcan un camino hacia un futuro económico más estable y próspero.


Hoy es el momento en que nuestro país nos necesita a todos, no como observadores o críticos, sino como protagonistas del desarrollo económico y guardianes de la democracia.


¡Juntos, podemos construir un futuro mejor para Bolivia!