Bajo el título de ‘Construyamos unidad para salvar a la patria’ ha tomado conocimiento público un manifiesto suscrito por ‘hombres y mujeres pertenecientes a la región grigotana de Bolivia’ que se reunieron el último fin de semana en un histórico y emblemático ambiente como el del Club Social 24 de Septiembre, en pleno corazón de la urbe cruceña. Del encuentro tomaron parte ex-rectores de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, past-presidentes del Comité Cívico Pro Santa Cruz y de la Asamblea Legislativa Departamental, además de representantes de organizaciones políticas locales con personería jurídica.

Una de las figuras centrales del acto fue el exgobernador y gestor de la iniciativa Rubén Costas Aguilera, quien formuló un llamado vehemente a la dirigencia política y, principalmente, a quienes aspiran a tomar las riendas del poder en las elecciones generales del año entrante, para que ‘despojándose de intereses personales, se incorporen a la construcción de un proyecto de unidad y concertación en torno a una sola candidatura’.

El también líder de Demócratas proclamó la necesidad de constituir una candidatura que pueda enfrentarse con posibilidades “a las fuerzas sectarias y destructivas que pretenden imponer la continuidad del agotado modelo de un estado centralista, corrupto e ineficiente que no respeta los derechos humanos ni la Constitución Política del Estado”, en alusión directa al partido gobernante que en estos momentos enfrenta una de sus peores crisis internas, por su desmembramiento entre arcistas y evistas, los primeros respaldando al presidente Luis Arce Catacora y los segundos al ex-jefe de Estado y caudillo cocalero Evo Morales Ayma.

Costas Aguilera también juzga necesario garantizar “un gobierno de transición sólido, con gobernabilidad parlamentaria y territorial” bajo la premisa de asegurar estabilidad en la reconstrucción de la maltrecha economía y reencauzar el futuro de los bolivianos. También fue subrayada la importancia de garantizar “un estricto control electoral” en todo el país, como único mecanismo eficiente de fiscalización de las elecciones 2025 “frente a las razonables dudas de un padrón contaminado”.

En una parte del manifiesto, quienes lo suscriben aseguran haberse autoconvocado “como siempre lo hicimos los cruceños, sin distinción ideológica ni militancia partidaria, deponiendo odios o rencores, dejando de lado rencillas personales, ambiciones de grupos, o instrucciones de sectas o grupos de poder”. Como único objetivo es señalado enfáticamente la necesidad de un compromiso colectivo “para salvar a Bolivia tras analizar y contribuir a la resolución de los problemas que actualmente amenazan al país en su conjunto”.

El manifiesto de unidad lanzado desde Santa Cruz coincide con la marcha de organizaciones sociales y otros afines a Evo Morales que, desde hace casi una semana, avanza hacia la sede de Gobierno con una ampulosa demanda de reivindicaciones. Lo hace en condiciones volátiles por un estallido de violencia que parece inminente. Es de esperar que eso no ocurra por sus consecuencias imprevisibles. Peor aún cuando el país está sumido en una profunda y hasta ahora irreversible crisis económica y que demanda de sus gobernantes y otros actores políticos un máximo de responsabilidad, raciocinio y desprendimiento para devolverle a la ciudadanía la tranquilidad y certidumbre torpemente afectadas.