Devastación. Es una de las palabras que mejor describe lo que dejaron a su paso los incendios de este 2023.

Fueron más de 3,5 millones de hectáreas las que se quemaron en todo el país, sobre todo en Beni, que concentró el 66% de la superficie quemada nacional, según los datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT).

Una de las características de las llamas este año es que el 80% de estas quemas ocurrieron en áreas protegidas, reservas forestales y territorios indígenas, afectando importantes ecosistemas.

Otra de las observaciones es que algunas áreas se quemaron por primera vez. “En 2023 hubo anomalías en los focos de calor. Hay zonas que se han quemado por primera vez, por lo menos en comparación con el periodo 2012-2022. Hablamos de la reserva el Chore, en Yapacaní, y otros puntos como el norte de Concepción, donde está la reserva de Copaibo, lo que llaman el corredor norte”, aseveró Armando Rodríguez, gerente de proyecto de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).                           

Adicionalmente a esos puntos, el monitoreo de FAN arrojó también focos atípicos en Santa Cruz en la Reserva Río Blanco, Río Negro, y Urubichá. En Beni, los focos de calor anómalos estuvieron en Reyes, San Borja, Santa Ana de Yacuma y Rurrenabaque.  

En San Buenaventura (La Paz), el bosque amazónico también ardió en el corazón del Parque Nacional Madidi, específicamente en la comunidad indígena San José de Uchupiamonas, donde se afectaron los ojos de agua. Similar situación de vio en el territorio de los tsimanes en San Borja.Toda esa zona era bosque amazónico.

Datos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), sistematizados por Probioma, reflejan que por lo menos en el mes de noviembre, la mayor parte de la cobertura boscosa afectada por focos de calor era amazónica, seguida del Bosque Seco Chiquitano, uno de los más frágiles, y que cumple el papel de servir de transición entre el chaco y el bosque húmedo amazónico.     

Los incendios en una de esas zonas atípicas, como el Chore, donde ardieron más de 90 mil hectáreas, según la Gobernación cruceña, ocasionaron una humareda nunca antes vista en la capital del departamento, que puso a Bolivia entre los países con peor calidad de aire del mundo.

Para Carmen Capriles, de Reacción Climática, no es buena señal la promesa de reforestar, ya que hay la amenaza de los monocultivos, que nada tienen que ver con el bosque primario calcinado. Asimismo, cuestionó la “agenda patriótica, contraria a la agenda 2030” de la ONU.

Sobre el tema

80%

 El embate de las quemas se ensañó con las reservas naturales del país; un tercio fue en    cobertura boscosa.

66% 

 Beni fue el gran afectado dentro de las estadísticas nacionales de incendios. Acaparó más de la mitad de la superficie calcinada.

Nuevo comportamiento de los incendios:

Focos de calor

En los primeros 20 días de noviembre, los focos de calor se concentraron: en el bosque amazónico en primer lugar, y en bosque seco chiquitano en segundo.

Casi el doble

En el mismo periodo, del 1 al 21 de noviembre, los focos de calor en Beni casi duplicaron a los de Santa Cruz. Hubo en Santa Ana, San Ignacio de Moxos, etc.

Ataque a fuentes de agua

En Rurrenabaque, San Borja y San Buenaventura, los incendios afectaron a los ojos de agua y también a las cañerías que proveen del líquido vital.

Vida silvestre minimizada

Las autoridades restaron importancia a la afectación de la fauna; sin embargo, expertos contrarrestaron las afirmaciones con sustento técnico.

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