El Servicio de Orientación Familiar (SOF) ha lanzado el proyecto Creciendo Juntos, una iniciativa destinada a mejorar las habilidades parentales y las competencias educativas de las familias. El programa ofrece talleres continuos que buscan mejorar la comunicación entre padres e hijos, proporcionar herramientas para la gestión emocional y establecer límites de manera efectiva y respetuosa.

Los inicios del SOF

Fundado por el Padre Pedro Moreno (+), el SOF apoya a familias y parejas durante más de 25 años. Esta organización sin fines de lucro cuenta con el respaldo de un equipo de aproximadamente 20 psicólogos que donan su tiempo y experiencia. Ubicado junto a la Iglesia San Andrés, en la Calle Charcas, ofrece sus servicios de lunes a viernes de 15:00 a 18:00 y los sábados de 9:00 a 12:00.

Escuela para la familia

El proyecto promueve la Escuela para la familia, que es una extensión de los talleres Creciendo juntos, diseñado para llegar a un mayor número de hogares a través de los encuentros formativos. Cuenta con el apoyo de las Defensorías y las Fiscalías del departamento. 

Tania María Buzzolaro, directora del Servicio del Sof en Santa Cruz, señala que el Servicio de Orientación Familiar no cuenta con recursos de ninguna institución pública o privada, “funciona con las donaciones de los pacientes para costear los gastos operativos”, y así destaca la psicóloga que los profesionales trabajan como voluntarios.

Temáticas de los talleres

Las atenciones del Sof son quincenales, durante todo el año, y siempre con el enfoque de las relaciones familiares. Actualmente ofrecen los siguientes talleres: autoayuda familiar, redes sociales y familia, cómo guiar sin controlar, estrategias para equilibrar, independencia y supervisión de hijos, traumas y consecuencias, comunicación y efectos de la violencia en el desarrollo infantil.

ALERTAS A LOS PADRES DE ADOLESCENTES

Hay señales a nivel familiar y en el desempeño fuera de casa que los expertos sugieren tener en cuenta:

Cambios de conducta. Por ejemplo, comportamiento agresivo, ira, hostilidad o hiperactividad o cambios en el desempeño escolar.

•Apartamiento de las amistades o las actividades habituales.

•Depresión, ansiedad o miedos inusuales, o pérdida repentina de la confianza en sí mismo.

Problemas para dormir y además pesadillas.

•Falta aparente de supervisión.

•Ausencias frecuentes de la escuela.

•Comportamiento rebelde o desafiante.

 •Autolesiones o intentos de suicidio.