De vuelta a la capital francesa tras ganar en Roland Garros su 23º título del Grand Slam, Djokovic no mostró ningún síntoma de anquilosamiento, seis semanas después de que cayera el 24º, el US Open conquistado en Nueva York.
Mientras el circuito regresaba a Asia, el serbio de 36 años se daba un respiro para disfrutar de la familia. De nuevo en liza, en un tenis 'indoor' que adora, despachó a Etcheverry sin contemplaciones, quirúrgico en los momentos clave, por 6-3 y 6-2.
"Al principio del partido tuve algunos problemas para encontrar mi ritmo, mi tempo, pero al final del segundo set estuve muy bien", analizó Djokovic, cuya última aparición en pista fue en España, a mediados de septiembre, llevando a Serbia a la fase final de la Copa Davis.
El seis veces ganador en Bercy -récord- jugará en octavos ante el neerlandés Tallon Griekspoor (23º), que venció al español Alejandro Davidovich (28º) el martes.
A orillas del Sena, Etcheverry, cinta de ninja y equipación de camuflaje, parecía listo para el combate. Y lo dio, hasta que los agresivos peloteos se acercaban a su desenlace, cuando aparecía el nivel superior que prácticamente solo alcanza el serbio.
Djokovic, que el año pasado fue finalista en Bercy -derrota ante Holger Rune-, tiene el camino despejado en la presente edición tras las eliminaciones de Carlos Alcaraz (2º) y Daniil Medvedev (3º).