El ministro de Economía realiza las gestiones para canalizar recursos por $us 330 millones bajo la modalidad de intercambio de divisas, operación que no precisa la aprobación del Senado ni de la Cámara de Diputados. Eva Copa lo critica

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10 de octubre de 2020, 8:38 AM
10 de octubre de 2020, 8:38 AM

El estratega y hombre fuerte de la Economía nacional, el ministro Branko Marinkovic, apunta a canalizar un crédito de $us 330 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo la figura de intercambio de divisas y que estos recursos sean utilizados de forma directa por el Ejecutivo nacional, es decir, sin la necesidad de tener el visto bueno de la Asamblea Legislativa, según fuentes estatales.

Ya Marinkovic había informado que este es resultado de las gestiones que se hicieron en EEUU para atender los requerimientos del Gobierno, entre ellos la necesidad de combatir la crisis del coronavirus. 

Esta estrategia responde a la negativa de la Asamblea Legislativa (con mayoría masista), para aprobar este crédito internacional.

“Con el FMI llegamos a un acuerdo para que esto no sea un préstamo, el dinero que viene se va a hacer como un intercambio de divisas que no necesita pasar por el Congreso”, explicó el Ministro de Economía.

Se conoce que en las próximas horas dicha cartera de Estado dará detalles sobre este tema, ya que refirieron que se está alistando una explicación para conocer los pormenores de esta figura.

Esta no sería la única jugada, ya que el ministro también anunció el jueves que se gestiona un préstamo de $us 7.000 millones del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiar proyectos desde el próximo año.


“No sé en qué país está el señor (Branko) Marinkovic, porque claramente dice la Constitución (Política del Estado) que todo crédito para el país tiene que pasar por la Asamblea Legislativa”, señaló en un comunicado expuesto por el Senado.

Sin embargo y pese a las observaciones y descarte de las autoridades masistas, el Gobierno apunta a dar lugar a estos recursos, que principalmente estarían destinados a oxigenar distintos frentes de la  crisis que atraviesa Bolivia, en especial la del coronavirus, que todavía acecha.