Un estudio de Mauricio Medinaceli y Marcelo Velázquez calcula que este 2022 el total de subsidios a los hidrocarburos le costarán al país $us 4.268 millones.

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27 de mayo de 2022, 11:15 AM
27 de mayo de 2022, 11:15 AM

Por Walter Vásquez y Juan Carlos Salinas

El valor de las compras externas de gasolina y diésel será este año de aproximadamente $us 3.000 millones, informó el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen. El monto supera la cifra histórica de 2021 y marca un nuevo récord en la cantidad de recursos que emplea el Gobierno para la venta subsidiada de gasolina y diésel en el mercado nacional.

En entrevista con EL DEBER, Dorgathen precisó que, de los $us 3.000 millones, no todo es subvención, pues las personas pagan un porcentaje si bien menor- del combustible que consumen.

La anterior gestión, Bolivia importó $us 1.500 millones en diésel (70,7%) y 620 millones en gasolina (29,2%), haciendo un total de 2.120 millones que están cerca de los $us 2.233 millones que recibió el país por la venta de gas. Según analistas, este mayor costo de la política de subvención a los hidrocarburos deviene de la delicada situación que atraviesa la exploración y producción de gas y petróleo en el país, y tiene un efecto en indicadores como las Reservas Internacionales Netas (RIN) y el tipo de cambio. 

El presidente ejecutivo de YPFB reveló el valor de las importaciones para este año luego de que un estudio de Mauricio Medinaceli y Marcelo Velázquez calculara que este 2022 el total de subsidios a los hidrocarburos le costarán al país $us 4.268 millones, monto que incluye el costo de oportunidad, la actualización de márgenes respecto al Producto Interno Bruto (PIB), las notas de crédito fiscal (Nocres), el sacrificio fiscal por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y los incentivos a la producción.

Tomando en cuenta esos parámetros, las subvenciones a la gasolina y el diésel llegarán a $us 3.116 millones en 2025, indica el documento.

Al respecto, Dorgathen calificó ese cálculo como errado, porque que no se puede meter en la misma bolsa el costo del gas para consumo externo y para la demanda interna.

Agregó que, con los programas de sustitución, los proyectos de biocombustibles, la exploración y la importación de crudo se busca reducir la importación de líquidos.

La entrevista completa con el presidente de YPFB se publicará este domingo en el suplemento Económico de EL DEBER.

Velázquez indicó que, lejos de estar errado, el cálculo no contempla únicamente el análisis coyuntural y parcial financiero de Nocres indicado por Dorgathen, el cual en valores coincide con la información plasmada en el estudio. 

"La investigación toma en cuenta otros impactos económicos reales, como la pérdida económica por la diferencia de precios de mercado y subsidiados del gas, actualización de márgenes, sacrificio fiscal e incentivos, que terminan afectando la liquidez, finanzas, oportunidad y eficiencia, tanto del Tesoro General de la Nación como de las empresas y actores que conforman la actividad hidrocarburífera en Bolivia", aseveró.

La política de subsidios fue también defendida por el vocero de la Presidencia, Jorge Richter, quien sostuvo que “el país funciona así” y que “los resultados son óptimos".

Los resultados son óptimos en el sentido de que tenemos inflación baja y salarios que tienen un poder adquisitivo garantizado en el país. Los bolivianos y las bolivianas compramos la gasolina y pagamos las tarifas eléctricas, nuestros servicios y por los alimentos en precios que tienen una muy buena estabilidad”, precisó en una nota de ABI.

El Presupuesto General del Estado de este año asigna $us 730,75 millones a tres subvenciones: 18 millones para servicios básicos, 24,15 millones para la compra de alimentos y 688,8 millones para los hidrocarburos y sus incentivos.

Richter sostuvo que el esquema de subsidios, que se aplica en Bolivia en el marco del modelo económico, social, comunitario y productivo, “tiene un concepto estructuralmente social y colabora a mejorar las capacidades competitivas del sector empresarial”. 

“Cuando decimos que tiene un concepto social es porque si nosotros retiramos las subvenciones a hidrocarburos y alimentos, pues estos costos se van a ir trasladando hacia la población”, explicó.

El vocero detalló que el Estado boliviano subsidia a la población la tarifa eléctrica, el diésel, el gas y alimentos como el maíz y el trigo, para que sus derivados como la harina, las carnes de pollo y cerdo, la leche y el huevo mantengan precios estables y se garantice su abastecimiento.