La caída de las RIN, la no reducción del gasto público, la alta calificación de riesgo país y el menor valor de las exportaciones de gas, son factores negativos. El Gobierno destaca la estabilidad económica

10 de enero de 2024, 4:00 AM
10 de enero de 2024, 4:00 AM

Números que no cuadran. Según el último informe del Banco Mundial (BM) el desempeño de la economía boliviana traducido en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2024 será del 1,5%, valor que se repetirá en 2025.

La proyección de organismo internacional esta lejos de la prevista por la administración del presidente Luis Arce, que en el Presupuesto General del Estado (PGE 2024) proyecta un crecimiento del PIB, para la presente gestión, de un 3,7%.

Al respecto, el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, sostuvo que de acuerdo con el BM y su informe del 9 de enero "Perspectivas Económicas Globales", de enero 2024, Bolivia tuvo un crecimiento económico estimado el 2023 de solo 1,9%, cuya cifra representa menos un 58% a la meta del Gobierno nacional planteada de 4,86% para esta gestión.

“De hecho, a pesar del reajuste de la estimación gubernamental (3%), los problemas en las finanzas públicas y el funcionamiento poco óptimo de un sector privado reprimido, dieron lugar a este bajo crecimiento”, precisó Romero.

Que puntualizó que el BM proyecta que el PIB boliviano, las gestiones 2024 y 2025 crecerá solo un 1,5%, lo que a su criterio representa un estancamiento económico, con un crecimiento lento y bajo, con grandes posibilidades de un nuevo proceso recesivo.

“A pesar de ello, en el PGE 2024, estipula que nuestra economía crecerá este 2024 un 3,71%, sin embargo, lograr la misma será poco factible, si se mantienen los problemas fiscales tanto de deuda y gasto público, que ocasionaron la caída sostenida de las RIN”, observó Romero.

Para el economista, Jaime Dunn, las proyecciones que plantea el organismo internacional tiene que ver con la realidad económica del país, que atraviesa por un complicado proceso en donde la caída de las RIN y una alta calificación como país de riesgo hace una peligrosa combinación que afecta al país que debe pagar una mayor tasas de interés por el crédito que busca, como así también pagar un ‘premio’ (tasa de interés) mayor a los inversores que aceptan comprar los bonos soberanos que el Bolivia emite al mercado internacional en busca de recursos.

“Para entender, el pago de una tasa de interés está ligada proporcionalmente al riesgo que se tiene. Es decir, a mayor riesgo, mayor tasa se paga, eso cuando estamos hablando de tasas que se ofrecen en el mercado, no así de los organismos multilaterales o bilaterales que se manejan con tasas preferenciales. Sin embargo, el alto riesgo que tienen Bolivia hace nomas complicado el acceso a los créditos”, explicó Dunn.

Que hizo notar que otro aspecto negativo del riesgo país, que en 2023 cerró en 2.223 unidades, cuando a inicios de la gestión pasada el riesgo país se ubicaba en 563 puntos, es que obligar al país ofrecer una tasa de interés muy elevadas para de alguna manera captar el interés de potenciales inversores que deseen adquirir los bonos soberanos que emite el Estado.

Estabilidad, lo destacado

En su balance de la economía nacional, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, destacó la estabilidad económica en 2023 y se mostró optimista al vaticinar un crecimiento PIB en un 3,7% en 2024.

El Gobierno ha valorado positivamente que el país haya mantenido la estabilidad económica en el último año, lo que permite esperar un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,7% durante este 2024.

En esa oportunidad, Montenegro definió 2023 como un año “complejo” en el escenario internacional y como “conflictivo” en el contexto interno.

Los conflictos bélicos en Europa y el Medio Oriente afectaron al precio de la energía, al de los alimentos y al flujo comercial.

Sin embargo, a pesas de estos embates externos Montenegro remarcó que “Bolivia supo mantener la estabilidad de los precios y el crecimiento económico”.

Mientras que, en la coyuntura interna el responsable de la cartera económica, apuntó a la Asamblea Legislativa a la que acuso de “sabotaje”, por la dilatación o rechazo en la aprobación de diferentes proyectos económicos y acuerdos de financiamientos.

“Al final la economía tiene su volatilidad y fluctuación, pero la tendencia general es el descenso de los precios. La economía se mantuvo estable y eso es un elemento que debemos resaltar”, destacó Montenegro.

Para el economista, Darío Monasterio, las proyecciones que hace el BM, se basa en una metodología científica y no política.

“El Banco Mundial toma en cuenta las bajas reservas que tiene el país, la mala calificación de riesgo país que tanto Standard & Poor's como Moody's otorgan a Bolivia. Toma en cuenta como no se han descubierto nuevos yacimientos de gas, toma en cuenta como caen nuestras exportaciones de hidrocarburos, como los contratos con Brasil y Argentina son mínimos. Toma en cuenta como el crecimiento del PIB desde 2015 vienen cayendo con un efecto rebote en 2021, para luego seguir a la baja. El Banco Mundial toma datos concretos y no como el Gobierno que por interés político se niega a ver. Es urgente un sinceramiento de la economía y no espera a que llegue otro Gobierno y pase lo de Argentina, que encuentre una economía en muy mal estado cuando se la presentaba como la mejor”, reflexionó Monasterio.

Desempeño de la región

En 2023, según el BM, la región de América Latina y el Caribe experimentó una significativa desaceleración económica, con un crecimiento de solo el 2,2 %. Esta desaceleración se produjo en el contexto de una elevada inflación, condiciones monetarias restrictivas, debilidad del comercio mundial y fenómenos meteorológicos adversos. A pesar de estas dificultades, el crecimiento de Brasil y México superó las previsiones anteriores. El desempeño positivo de Brasil obedeció a que la producción agrícola fue mayor de lo previsto, el consumo privado se mostró firme y las exportaciones aumentaron en los primeros tres trimestres del año. De modo similar, México registró un crecimiento mayor al esperado tanto en el consumo privado como en la inversión.

Las perspectivas económicas de la región sugieren una recuperación gradual, con un crecimiento proyectado del 2,3 % en 2024 y del 2,5 % en 2025. Si bien los efectos persistentes de la restricción monetaria previa continuarán influyendo en el crecimiento a corto plazo, se espera que su impacto se atenúe. A medida que la inflación disminuya, se prevé que los bancos centrales bajarán las tasas de interés, lo que reducirá los obstáculos al aumento de la inversión.

Para América Central se prevé un crecimiento sostenido, con tasas del 3,7 % en 2024 y 3,8 % en 2025. Esta perspectiva se apoya en un aumento moderado de las remesas, en especial en 2024.

A largo plazo, la región deberá enfrentar desafíos persistentes. El potencial de crecimiento económico está disminuyendo en el contexto de la desaceleración de la productividad total de los factores y el envejecimiento de la población.