Luego del asalto militar del 26 de junio a Palacio Quemado, que el Gobierno intenta posicionar como “fallido golpe de Estado”, las demostraciones de apoyo -nacionales e internacionales- hacia el Presidente Luis Arce, bajaron de intensidad y crece el pedido de una investigación imparcial sobre los hechos.

De hecho, gobiernos como el de Argentina pusieron en duda la versión gubernamental boliviana, al  repudiar “la falsa denuncia de golpe de Estado realizada por el gobierno de Bolivia el día miércoles 26 de junio y confirmada como fraudulenta en el día de la fecha”.

Algunos reconocidos medios internacionales han profundizado el análisis y coinciden en que la situación boliviana intensifica los serios problemas económicos que atraviesa el país. El más incisivo fue el semanario inglés The Economist, que el fin de semana publicó -en la sección Americas de su portal digital- el artículo titulado Un aparente golpe de Estado fracasa en Bolivia, pero el país sigue en problemas.

De acuerdo con el semanario, “el levantamiento fue provocado, al menos de alguna manera, por una profunda crisis política y económica”, un año antes de las elecciones, en las que Luis Arce y Evo Morales compiten por el poder.

“Las tensiones entre ambos (tanto izquierdistas como excolegas) han paralizado al gobierno, agravado los problemas económicos y, a su vez, alimentado las protestas callejeras. La visión de los tanques embistiendo el palacio presidencial sólo ha logrado que Bolivia parezca más inestable y caótica para las empresas, los inversores y los turistas”, resaltó The Economist.

El medio inglés relató que los aliados de Morales en el Congreso han hecho casi imposible que Arce gobierne, bloqueando los esfuerzos para obtener préstamos que aliviarían la presión sobre el presupuesto del Gobierno y frustrando planes para atraer inversores extranjeros para extraer abundantes reservas de litio.

"Mientras tanto, los bolivianos comunes y corrientes siguen luchando. El país está desesperadamente escaso de dólares. El combustible, que en gran medida se importa, es escaso. El tipo de cambio oficial entre el boliviano y el dólar prácticamente se ha desplomado. El tipo de cambio en el mercado negro es aproximadamente un 50% superior al oficial. Los comerciantes bolivianos han cruzado la frontera hacia Brasil y Perú, tratando desesperadamente de comprar dólares a un precio muy alto”, apuntó el medio.

Al mismo tiempo detalló que el Gobierno gasta unos $us 2.000 millones al año para importar combustible subsidiado, casi llevándolo a la quiebra. “La extracción de gas natural, que alguna vez fue una fuente de fortaleza, se está desvaneciendo rápidamente en parte debido a la falta de inversión por parte de la compañía estatal de hidrocarburos”, agregó The Economist.

Por su parte, el diario británico The Guardian, publicó: “Acusan a presidente de Bolivia de planear golpe de Estado contra sí mismo para aumentar popularidad”, en el que detalla la cronología de los hechos que derivaron en la detención del general Juan José Zúñiga.

“Lo que no cabe duda es que Arce está al frente de una economía tambaleante. En un contexto de caída de las exportaciones de gas y de disminución de las reservas de divisas, aumentan las protestas por el aumento de los precios de los alimentos y la escasez de combustible y de dólares estadounidenses, así como profundas divisiones dentro de su partido político”, expuso el medio europeo.

The Guardian entrevistó a Franklin Pareja, politólogo de la Universidad de San Andrés, de La Paz, quien afirmó: “Bolivia atraviesa múltiples crisis: política, económica, social y ambiental, pero sobre todo institucional”.

Independientemente de que sean ciertos o no, los rumores de un “autogolpe” se han “apoderado del imaginario popular”, dijo Pareja, y puede resultar difícil para Arce deshacerse de ellos. “Si esto le sale mal, la debilidad y la fragilidad de su gobierno podrían profundizarse”.

Otros medios, como: CNN, France 24, La Voz de América, El Colombiano, El Nacional, Reforma y La Nacion -entre otros- resaltaron la versión de Evo Morales, quien acusó a Luis Arce, de gestar un “autogolpe” y “mentir al pueblo boliviano”.

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