Con el acceso global a tecnologías avanzadas y la creciente disponibilidad de recursos en línea, los estudiantes están cada vez más capacitados para gestionar su propio proceso de aprendizaje, una metodología que brinda adaptabilidad y rapidez a la educación y que puede ser complementada con herramientas de inteligencia artificial (IA).

Según el destacado psicólogo humanista Carl Rogers, el aprendizaje autodirigido se refiere a un enfoque educativo en el que el individuo toma la responsabilidad de su propio aprendizaje. Su enfoque se basaba en la idea de que los individuos tienen una capacidad innata para dirigir su crecimiento y desarrollo.

El aprendizaje autodirigido es un proceso de adquisición de conocimientos y habilidades que se lleva a cabo de manera independiente. En este tipo de aprendizaje, el estudiante es responsable de establecer sus propias metas de aprendizaje, seleccionar los recursos adecuados y evaluar su propio progreso.

“Las nuevas metodologías y tecnologías permiten que los estudiantes se conviertan en aprendices autodirigidos y responsables de su propio proceso de aprendizaje. Aprenden a identificar, evaluar y utilizar recursos de manera efectiva para adquirir conocimientos y resolver problemas, lo que les permite seguir aprendiendo a lo largo de la vida”, explica Ariel Villarroel, experto de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Beneficios

El aprendizaje autodirigido presenta una serie de beneficios en la era digital y se nutre de las nuevas tecnologías para alcanzar su mayor potencial, algunas de las ventajas de esta metodología son:

1.            Flexibilidad y acceso

Las herramientas digitales como plataformas de aprendizaje en línea (Coursera, edX, Khan Academy) y aplicaciones de tutoría basadas en IA ofrecen flexibilidad y acceso ilimitado a contenidos. Los estudiantes pueden aprender a su propio ritmo y en cualquier momento, lo que es especialmente valioso para aquellos con responsabilidades laborales o familiares.

2.            Mejora continua

Los profesionales pueden mantenerse al día con los avances tecnológicos sin depender de programas formales de educación. Por ejemplo, aprender a programar en Python o a usar herramientas de análisis de datos es crucial en muchas profesiones actuales.

3.            Crecimiento personal y autoconocimiento

El aprendizaje autodirigido fomenta el desarrollo de habilidades de autogestión, automonitoreo y metacognición. Al tomar control de su propio aprendizaje, las personas desarrollan autodisciplina, mejoran su capacidad de planificar y organizar su tiempo de manera eficiente, y experimentan un crecimiento personal significativo.

4.            Competitividad en el mercado laboral

En un mercado laboral donde las competencias tecnológicas son cada vez más valoradas, el aprendizaje autodirigido ofrece una ventaja competitiva. Los individuos pueden adquirir certificaciones de manera autónoma y demostrar habilidades actualizadas, lo que mejora su empleabilidad.

Villarroel acota que, al participar en la creación de materiales educativos, los estudiantes pueden adaptar los recursos a sus propias necesidades y preferencias de aprendizaje. Esto les permite personalizar su experiencia educativa y abordar áreas de interés específicas de manera más efectiva.

“Esta estrategia se basa en la idea de que los estudiantes pueden desarrollar la capacidad de aprender por sí mismos y tomar el control de su propio proceso de aprendizaje. Esto implica el desarrollo de habilidades como la autorregulación, la planificación y la toma de decisiones, así como la capacidad de reflexionar sobre el propio aprendizaje”, agrega.

Mediante la integración de la IA en la educación, estos procesos pueden ser aún más fluidos, ya que esta tecnología permite la personalización de las lecciones, ofrecer retroalimentación en tiempo real y ajustar el contenido según las necesidades específicas; sin embargo, para maximizar los beneficios del aprendizaje autodirigido, es fundamental que docentes, instituciones educativas y familias apoyen activamente este proceso:

             Docentes: pueden actuar como facilitadores del aprendizaje, guiando a los estudiantes en la búsqueda y evaluación de recursos y promoviendo la reflexión crítica.

             Instituciones: deben invertir en tecnologías educativas que faciliten el acceso a herramientas de aprendizaje autodirigido, como plataformas LMS y recursos digitales personalizados.

             Familias: pueden proporcionar un entorno propicio para el estudio y alentar la curiosidad intelectual de los estudiantes.

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