“No sé si es por la cara pintada o por la falsa sonrisa. Son espeluznantes. Siempre parecen estar al acecho, como si debajo de esa apariencia se escondiera un demonio”, señala el famoso actor Johnny Depp cuando se refiere a su fobia hacia los payasos, mejor llamada coulrofobia.
Como él, cerca del 9% de la población presenta algún tipo de fobia y alrededor del 13% de las personas presentarán un tipo de fobia en algún momento de sus vidas. “Es el trastorno mental más común, por encima de la depresión”, afirma Benilde Orozco, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco (México).
Las fobias son trastornos de ansiedad que se caracterizan por un miedo irracional y persistente hacia objetos, situaciones o actividades específicas. Estas condiciones pueden resultar debilitantes, impidiendo que las personas lleven a cabo actividades cotidianas con normalidad. Las fobias pueden variar ampliamente en gravedad, desde un leve malestar hasta el terror absoluto, y pueden aparecer desde la niñez o desarrollarse en cualquier momento de la vida.
“La fobia es más que un simple miedo. Es un trastorno que puede desarrollarse debido a diversos factores, incluyendo experiencias traumáticas, genéticas, factores ambientales y la influencia de la crianza. Sin embargo, no todas las fobias están vinculadas a eventos traumáticos, pero éstos pueden contribuir a su desarrollo”, explica James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Robles explica que las características más comunes de las fobias incluyen ansiedad extrema, evitación de la fuente del miedo, malestar significativo y una respuesta de lucha o huida frente a la exposición al estímulo fóbico.
La ansiedad severa que provoca una fobia se manifiesta mediante síntomas físicos (sudoración, respiración anormal, aceleración del latido del corazón, temblores, dolor en el pecho, sequedad de boca o mareos), psicológicos (pensamientos distorsionados respecto a la situación o estímulo) o conductuales (evitación de la situación o estímulo temido).
Volviendo al caso de Johnny Depp, la coulrofobia puede manifestarse a través de diferentes elementos del disfraz de un payaso, como el maquillaje excesivo y la sonrisa forzada, que a menudo inquietan a quienes padecen esta fobia.
A pesar de los efectos que ésta u otras fobias pueden tener sobre una persona, Johnny Depp ha participado en producciones que requieren caracterizaciones similares.
Por ejemplo, el actor representó al Sombrerero Loco en “Alicia en el País de las Maravillas” de Tim Burton, donde su personaje presenta características propias de un payaso.
Otro personaje emblemático que Depp interpretó bajo la dirección de Burton es Eduardo Manostijeras. Aunque en este caso, el maquillaje y la caracterización difieren ampliamente de los elementos típicos de un payaso. Más recientemente, en la película “El Llanero Solitario”, Depp asumió el rol de Tonto, cuyo maquillaje también incluye elementos pintados en el rostro, aunque en un contexto cultural totalmente distinto.
La habilidad de Johnny Depp para superar su miedo y aceptar roles que rozan sus fobias indica un notable profesionalismo y talento. Es evidente que, pese a sus miedos personales, ha buscado desafiar sus límites y asumir papeles que posiblemente otros en su situación evitarían.
Cómo se tratan las fobias
Robles indica que la terapia de conducta es uno de los tratamientos más efectivos para las fobias, aunque en algunas ocasiones lo más aconsejable es combinarlo con tratamiento psicofarmacológico para disminuir los síntomas físicos y ayudar a la persona a afrontar la situación.
El tratamiento psicoterapéutico consiste en: exposición progresiva a los estímulos fóbicos, entrenamiento en técnicas de manejo de ansiedad y reestructuración cognitiva orientada a combatir las ideas que presentan estas personas.
Por otra parte, las familias tienen un rol importante para que las personas que sufren este tipo de miedos los superen o, al menos, los hagan más llevaderos.
El entorno familiar puede ayudar informándose de forma detallada sobre la fobia específica que enfrenta su ser querido. “Esto ayudará a comprender mejor la condición y a eliminar posibles estigmas o malentendidos”, indica el académico.
El entorno familiar puede apoyar a las personas que los sufren desarrollando comunicación abierta e involucramiento en el tratamiento, evitar la sobreprotección, fomentar la paciencia y un “fuerte apoyo emocional”, reconociendo los desafíos que enfrentan y celebrando los logros.
“La empatía y la comprensión son fundamentales en este proceso”, puntualiza.
Fobias más comunes
Robles, quien además es director del Instituto de Neurociencias de Unifranz, informa que las personas pueden desarrollar una infinidad de fobias, pero que las más comunes son:
● Aracnofobia (miedo a las arañas): puede provocar ataques de pánico, sudoración y evitación de áreas donde puedan encontrarse arañas. El tratamiento más aconsejable es encarar una terapia de exposición gradual y cognitivo-conductual.
● Agorafobia (miedo a los lugares abiertos o situaciones de escape difícil): puede limitar severamente la capacidad de la persona para salir de su hogar. El tratamiento más aconsejable es la terapia cognitivo-conductual y medicamentos ansiolíticos.
● Claustrofobia (miedo a espacios cerrados): puede causar ataques de ansiedad en lugares confinados. La terapia de exposición, relajación y técnicas de respiración, son tratamientos que los profesionales recomiendan.
● Miedo social (fobia social): se trata de una ansiedad extrema en situaciones sociales, evitación de interacciones sociales. Se aconseja una terapia cognitivo-conductual y la de grupo.
● Acrofobia (miedo a las alturas): puede causar vértigo, sudoración y evitación de lugares elevados.
Asimismo, el académico menciona que hay algunas fobias raras que, incluso, se vuelven anecdóticas, tales como:
● Hexakosioihexekontahexafobia o miedo al número 666
● Nomofobia o miedo a estar sin teléfono móvil.
● Fobofobia o miedo al miedo.
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