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El anticrético, una modalidad única de acceso a la vivienda en Bolivia, está en riesgo de desaparecer debido a la evolución del mercado inmobiliario y los cambios en las necesidades habitacionales.
Aunque desconocido para muchos fuera del país, esta modalidad de arrendamiento ha sido durante décadas una opción viable para quienes buscan un hogar sin la necesidad de comprar o alquilar. Implica el pago de un monto de dinero al propietario de un inmueble, que se mantiene en una especie de garantía, mismo que es devuelto al término del contrato.
Es el caso de Javier Arias, quien tuvo que instalarse en otra ciudad por motivos laborales. Inicialmente, su cambio de destino era sólo por seis meses, pero a la fecha ya lleva más de dos años fuera de casa. Comenta que, durante todo este tiempo, estuvo viviendo en un “monoambiente” y que “entre chiste y chiste” ya pagó casi Bs 45.000 sólo en alquileres.
“Todo ese dinero podía haber ahorrado”, dice el joven que decidió buscar una nueva vivienda, pero bajo la modalidad de anticrético, aunque reconoce que la búsqueda ha sido una tarea titánica porque las ofertas se han reducido en la actualidad.
“Busqué avisos en periódicos, en Marketplace y otras RRSS. Más bien conseguí un pequeño departamento, aunque está ubicado un poco lejos de mi oficina. No importa, es lo que conseguí, así podré ahorrar para que, a futuro, consiga otro departamento un poco más grande”, sostiene.
¿Qué es el anticrético?
La noción de anticrético es muy diferente a lo que se cree en una aplicación práctica, indica el abogado Danny Paucara Márquez, especialista en Derecho Civil, presidente del Colegio de Abogados de La Paz (ICALP) y docente de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“El anticrético es un contrato inmobiliario bilateral, donde el propietario de un inmueble entrega la posesión de su propiedad a otra persona, conocida como anticresista, a cambio de un monto de dinero que se mantiene en garantía”, puntualiza.
Durante el tiempo estipulado en el contrato, que no puede exceder los cinco años según el artículo 1435 del Código Civil boliviano, el anticresista puede habitar la propiedad o utilizarla con fines económicos. Al concluir el plazo, el propietario debe devolver el dinero y el anticresista debe devolver el inmueble.
Además, el bien inmueble debe ser fructífero, es decir, debe tener la capacidad de generar algún tipo de beneficio durante el periodo de vigencia del contrato. Aunque el anticrético puede ser utilizado para actividades económicas, su aplicación más común en Bolivia es como una alternativa para la vivienda.
Para Kadir Lanza, economista y director de la carrera de Ingeniería Económica y Financiera en Unifranz, esta modalidad de contrato puede ser útil en mercados donde el acceso al crédito bancario es limitado o costoso, porque permite acceder a una vivienda u obtener el derecho de uso de la propiedad sin pagar una renta mensual a cambio de una suma de dinero significativa y puede ofrecer beneficios económicos tanto para el propietario como para el anticresista, incluyendo la recaudación impositiva para el gobierno.
“En Bolivia, este acuerdo es relativamente común debido a que permite a los propietarios obtener liquidez inmediata sin necesidad de vender el inmueble ni incurrir en intereses, lo cual es beneficioso en situaciones de necesidad financiera. Además, el propietario se libera de los costos de mantenimiento, que suelen ser asumidos por el anticresista”, afirma.
Beneficios del anticrético
El anticrético ofrece una solución temporal y financieramente accesible tanto para el propietario como para el anticresista. El propietario obtiene un ingreso económico sin perder la propiedad de su inmueble, mientras que el anticresista puede acceder a una vivienda sin recurrir a préstamos bancarios o pagar alquileres mensuales.
Sin embargo, Paucara puntualiza que el éxito de un anticrético depende en gran medida de la correcta elaboración del contrato. Es fundamental que el acuerdo sea redactado por un abogado especializado en derecho civil y que cumpla con todas las formalidades legales, incluyendo su registro en Derechos Reales.
“Un contrato mal formulado o elaborado puede resultar en la pérdida del dinero para el anticresista o del inmueble para el propietario”, reflexiona el abogado Paucara.
Por su parte, Jenni Andia, economista y directora de la carrera de Ingeniería Económica en Unifranz La Paz, destaca las ventajas y desventajas de esta modalidad en la que el anticresista tiene el derecho de usar y disfrutar de la propiedad, mientras que el propietario recibe una renta anual.
Para el propietario:
● Ingreso seguro por tasa de interés: el propietario recibe un ingreso, que puede ser invertido o ahorrado, de una u otra forma percibirá un interés lo que garantiza un flujo constante de ingresos.
● Preservación de la propiedad: a diferencia de un contrato de alquiler tradicional, el propietario no cede la posesión completa de la vivienda. Esto ayuda a mantener el cuidado y la conservación de la propiedad.
● Recuperación de la propiedad: al final del contrato, el propietario recupera la propiedad junto con la suma inicial entregada por el anticresista.
Para el anticresista:
● Uso y disfrute: el anticresista puede vivir en la propiedad y disfrutar de sus beneficios sin la necesidad de comprarla.
● Inversión alternativa: en lugar de invertir en una propiedad, se invierte una suma menor como anticresis, lo que puede ser una opción financiera atractiva.
● Posibilidad de compra: al final del contrato, el anticresista tiene la opción de comprar la propiedad si así lo desea.
Desventajas:
● Cuando el propietario recupera el inmueble, no siempre recibe la propiedad en las mismas condiciones que cuando entregó.
● Para el anticresista, el monto invertido puede perder valor por el paso del tiempo.
El futuro del anticrético
A pesar de sus ventajas, el anticrético enfrenta un futuro incierto. La modernización del mercado inmobiliario, la creciente disponibilidad de créditos hipotecarios, y la preferencia por contratos de alquiler tradicionales están relegando esta modalidad a un segundo plano. Además, las complejidades legales y el riesgo percibido por ambas partes han contribuido a su declive.
No obstante, el derecho a la vivienda sigue siendo un tema crucial en Bolivia. El anticrético ha sido una herramienta útil en este sentido, pero no es la única opción. Existen otros mecanismos como el arrendamiento, la compra-venta, y el comodato, que también facilitan el acceso a una vivienda digna, bien ubicada, y con servicios básicos.
Mientras el anticrético siga siendo una opción válida, es fundamental que las partes interesadas se asesoren adecuadamente para evitar riesgos y asegurar que el contrato cumpla con todas las exigencias legales. De lo contrario, esta peculiar forma de acceso a la vivienda podría convertirse en una práctica del pasado.