Educación y sociedad
Unirse por una causa común, el poder oculto del activismo unificado
La unión es la fuerza, dice el dicho y en el caso del activismo esta máxima se hace realidad
La transformación digital ha cambiado radicalmente la manera en que accedemos al conocimiento. Marina Gómez, profesora de Literatura con más de 25 años de experiencia, recuerda que en sus inicios como docente pedía a sus alumnos consultar obras literarias en bibliotecas públicas para realizar resúmenes y trabajos prácticos. Sin embargo, con el avance de la tecnología, ha tenido que replantear sus métodos pedagógicos.
“Me puse en modo internet y vi la infinidad de información que existe. Ya no es necesario leer toda una novela en la biblioteca, porque los estudiantes pueden encontrar lo esencial en la red. Por eso, tuve que cambiar incluso el tipo de tareas que les doy”, comenta la docente.
Esta evolución exige repensar cómo se busca, recopila y analiza la información científica y literaria, superando los métodos tradicionales para adoptar estrategias más eficientes en un entorno digital. La clave es integrar el acceso abierto, la colaboración global y nuevas herramientas que optimicen los procesos sin sacrificar la calidad del análisis.
Marcia Gumiel, investigadora y docente de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, subraya que uno de los primeros pasos hacia la innovación en el ámbito académico es eliminar las barreras económicas que limitan el acceso al conocimiento.
“Se necesita un enfoque creativo que aborde los retos actuales. Impulsar el acceso abierto es fundamental para democratizar la información. Esto implica eliminar los costos de publicación y permitir un análisis colectivo y global mediante la ciencia abierta”, señala Gumiel.
Plataformas digitales y análisis meticuloso
Aprovechar herramientas digitales que optimicen las búsquedas y acorten los tiempos de investigación es esencial. No obstante, Gumiel destaca que la rapidez no debe comprometer la calidad del trabajo académico.
Las revisiones sistemáticas y los meta-análisis juegan un papel fundamental en esta tarea, al ofrecer un panorama más claro y fundamentado de áreas específicas mediante la síntesis de múltiples estudios relevantes.
“Una revisión bibliográfica no consiste solo en recopilar textos. Se trata de identificar vacíos, errores o temas poco explorados. Este proceso es el primer paso antes de generar un aporte significativo al conocimiento”, puntualiza Gumiel.
Estrategias de búsqueda efectiva
Para realizar búsquedas eficaces en bases de datos científicas, es necesario utilizar una estructura bien definida. El empleo de términos clave y operadores booleanos (como AND, OR y NOT) permite refinar los resultados, mientras que herramientas específicas como las comillas (“”) para búsquedas exactas o el asterisco (*) para variaciones de palabras amplían las posibilidades de encontrar información relevante.
Una técnica útil es la creación de mapas de términos, que consiste en desglosar el tema de investigación en conceptos clave y subtemas, organizándolos visualmente mediante esquemas o software especializado. Esta práctica permite comprender mejor las relaciones entre los términos e identificar sinónimos que amplíen el alcance de los resultados.
Plataformas recomendadas para la búsqueda digital
Gumiel sugiere algunas herramientas y plataformas que facilitan el acceso a información académica y científica:
Además, existen plataformas especializadas en preprints (artículos no revisados formalmente) que promueven la difusión rápida del conocimiento. Entre ellas se destacan arXiv para física e informática, bioRxiv para biología y SSRN para ciencias sociales.
“Estas plataformas fomentan la circulación temprana de ideas y permiten enriquecer el debate académico antes de la publicación formal”, añade Gumiel.
En un contexto de transformación global, adoptar nuevas formas de búsqueda y análisis es indispensable para avanzar en la generación de conocimiento. La combinación de acceso abierto, colaboración científica, plataformas eficientes y metodologías rigurosas no solo mejora el acceso a la información, sino que eleva la calidad de los aportes académicos.
Innovar en estos procesos ya no es una opción, sino una condición necesaria para enfrentar los desafíos del siglo XXI.