Los jóvenes tienen el poder de convertir las urbes en grandes laboratorios de innovación
Francisco Flores, director de Laboratorios Urbanos de la Red Internacional de Ciudades Inteligentes, participó recientemente del Futures Week, un evento organizado por la Unifranz, con el objetivo de plantear soluciones y proponer proyectos con miras a la construcción de las ciudades del futuro.
5 de noviembre de 2024, 9:57 AM
La construcción de las ciudades del futuro, ciudades inteligentes, sostenibles y saludables, está en las manos de sus ciudadanos, sobre todo de los jóvenes, quienes tienen el poder de convertir a estas urbes en grandes laboratorios de innovación, señala Francisco Flores, director de Laboratorios Urbanos de la Red Internacional de Ciudades Inteligentes.
Flores participó recientemente en el Futures Week, un evento organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que reunió a una treintena de expertos nacionales e internacionales con más de un millar de jóvenes, con el objetivo de plantear soluciones y proponer proyectos con miras a la construcción de las ciudades del futuro.
En su participación, el experto animó a los jóvenes a involucrarse en la construcción de ciudades inteligentes y trabajar en equipo, convirtiendo las urbes en grandes laboratorios de innovación.
“El trabajo en equipo implica aprender a escuchar al otro y converger ideas para llegar a acuerdos. Después de eso, vienen los proyectos y el emprendimiento. Actualmente, estamos llevando a cabo un proyecto de ciencia ciudadana, una metodología que consiste en dar herramientas a los ciudadanos para que puedan generar acuerdos, generar conocimiento y aplicarlo en sus comunidades”, señala.
Flores, además, presentó los avances de los proyectos que lidera en la ciudad mexicana de León, donde se ha logrado involucrar a la población en la creación de huertos urbanos y la revitalización de barrios emblemáticos.
“León, Guanajuato, es una ciudad con aproximadamente 2 millones de personas, con desafíos como la calidad del aire y la pobreza. Un ejemplo es el proyecto Vereda Verde, que combina senderismo con ayuda a las comunidades locales, mediante la ecología y el turismo”.
El experto mexicano indica que, junto con las juventudes, a quienes considera agentes de cambio, se diseñó una metodología de sostenibilidad usando el diagrama del iceberg para llegar a la raíz de los problemas y plantear soluciones reales.
Esta metodología ayuda a demostrar que los problemas, que parecen pequeños, como el área visible de un iceberg, en realidad abarcan muchos factores que no son visibles a simple vista, de la misma manera que sus soluciones, que muchas veces permanecen ocultas a simple vista.
Este involucramiento de los jóvenes se alcanza mediante talleres de fabricación digital, pero también mediante la sensibilización, el diálogo y la colaboración.
“Impartimos talleres de fabricación digital utilizando tecnologías como impresoras 3D y control numérico. Aunque hablo de ciudades inteligentes, no me centro en la tecnología en sí, sino en su uso como herramienta para resolver problemas. Los proyectos desarrollados por los jóvenes en Cochabamba en solo dos días son prueba del impacto que se puede lograr mediante esta metodología de diálogo y colaboración”, explica.
Durante los talleres, acota, también surgió la necesidad de cambiar cómo contamos nuestras historias. Un ejemplo es un edificio en León, construido sobre un humedal, un recurso valioso tanto para el ecosistema como para las ciudades. A pesar de la resistencia, el edificio se construyó. Mi versión de este edificio, llamada León 2030, incluye paneles solares, vegetación, el Museo del Agua y un recorrido ciclista, conectando parques y permitiendo que los patos anden libres.
Otro proyecto, denominado Barrio Arriba, busca solucionar los problemas de la contaminación y la pobreza en la zona poblada más antigua de la ciudad, mediante la instalación de huertos urbanos.
“Barrio Arriba es el barrio más antiguo de la ciudad con casi 500 años, enfrenta problemas de contaminación y pobreza. Durante el taller, los participantes votaron sobre quién se haría cargo del huerto y qué plantas sembrar. Descubrimos que las personas del barrio querían sembrar chile, cebolla y jitomate para hacer salsas, lo que refleja su patrimonio cultural. Este ejercicio no solo resultó en un huerto, sino que también fortaleció la identidad y el sentido de comunidad”.
Otro ejemplo es el Malecón del Río, actualmente un río de cemento, una versión de un río vivo con un corredor recreativo y ciclovía, que también funcione como captador pluvial. Esta imagen se viralizó durante un proceso electoral reciente, utilizada como una prospectiva.
Un proyecto seleccionado para un concurso internacional de regeneración urbana incluye una estación de BRT (Bus Rapid Transit) con micro estaciones, principalmente usadas por mujeres.
“Decidimos intervenir la calle entre el paradero Moctezuma y el paradero del hospital, creando un nodo de movilidad seguro para bicicletas, caminantes y scooters. Descubrimos que los paradores no tienen agua ni servicios, lo que afecta a los trabajadores. Nuestra propuesta incluye movilidad activa, desarrollo de negocios, mobiliario urbano recreativo, servicios, un huerto, captadores pluviales, estacionamientos, infraestructura verde y arte urbano”, concluye.
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