La estética vintage, que abarca desde los años 50 hasta los 90, ha seducido a las nuevas generaciones gracias a una combinación de nostalgia, historia y originalidad. Ropa con patrones retro, tocadiscos, cámaras de rollo y hasta muebles antiguos se han vuelto elementos deseados, dotados de un aura de autenticidad que contrasta con la producción masiva de objetos actuales.

Este resurgimiento de lo vintage (prendas de ropa, accesorios y mobiliario que, a pesar de no ser nuevo, siguen estando a la moda) responde a un deseo de reconectar con algo tangible y duradero en un mundo cada vez más digitalizado.

El antropólogo y docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Rodrigo Morales, observa que el renacer de lo vintage es parte de un proceso cíclico de tendencias.

“La moda y la cultura se nutren de estos ciclos, en los que cada generación redescubre elementos del pasado y los adapta a su tiempo. Lo vintage permite a los individuos expresar nostalgia y originalidad, sin necesariamente haberse vinculado con esos periodos en su propia vida”, indica.

¿Por qué surge el interés por el pasado?

Para muchos, el interés por lo vintage nace de una búsqueda de identidad y expresión personal en un contexto moderno saturado de tendencias efímeras. Según Morales, este fenómeno responde a una resistencia a lo desechable y una preferencia por productos que simbolizan calidad y longevidad.

Al comprar artículos antiguos o inspirados en estilos pasados, las personas también sienten que poseen piezas únicas que cuentan una historia, algo difícil de encontrar en la cultura de consumo actual.

Además, la tecnología juega un papel clave en esta popularidad. Plataformas como Instagram y Pinterest han permitido a los usuarios compartir y descubrir elementos vintage, creando comunidades alrededor de la moda retro, el coleccionismo y la restauración de objetos antiguos.

La moda vintage permite a las personas conectar con una época a la que sienten pertenecer, aunque no la hayan vivido. Las prendas y accesorios se convierten en una forma de autoexpresión, un espacio donde el individuo explora su identidad sin sentirse parte de la moda masiva y pasajera de la actualidad.

Otro factor que ha impulsado la cultura vintage es el interés creciente por la sostenibilidad. La Organización de Naciones Unidas (ONU), a través de su iniciativa de Consumo y Producción Sostenibles, ha advertido sobre el impacto negativo de la moda rápida, debido al uso intensivo de recursos naturales, la alta generación de residuos y las precarias condiciones laborales que se asocian a su producción. En cambio, lo vintage y la ropa de segunda mano representan alternativas de consumo consciente, ayudando a reducir la demanda de producción intensiva y a minimizar los desechos textiles.

Plataformas digitales y su rol en la difusión de lo vintage

El auge de las plataformas de compraventa digital también ha favorecido a la cultura vintage. Según el Informe de Comercio Electrónico 2022 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), las plataformas en línea han hecho que el comercio de artículos de segunda mano y vintage sea más accesible y atractivo.

Las redes sociales también han impulsado este fenómeno. En plataformas como Instagram y TikTok, los filtros que simulan cámaras antiguas y la popularidad de los estilos "retro" han creado un espacio de expresión y visibilidad para la cultura vintage, especialmente entre la Generación Z, que representa el 30% del mercado de productos de segunda mano, según el informe de ThredUp sobre el estado de la moda de segunda mano 2023.

La cultura vintage como puente generacional

Rodrigo Morales sostiene que lo vintage es "una afirmación de identidad, de quiénes somos en un mundo que constantemente cambia". Así, el renacer de la cultura vintage no solo responde a una estética, sino también a una conciencia social y ambiental que encuentra en el pasado una base sólida para enfrentar los desafíos del futuro.

Curiosamente, la cultura vintage no solo atrae a los más jóvenes. Para personas mayores, reencontrarse con objetos de su juventud es una forma de recordar tiempos más simples y de conectarse con las nuevas generaciones. Este fenómeno cultural se convierte en un puente entre generaciones que compartieron los mismos íconos y objetos, aunque con diferentes perspectivas y vivencias.

Lea también

Educación y sociedad

Los jóvenes tienen el poder de convertir las urbes en grandes laboratorios de innovación

Francisco Flores, director de Laboratorios Urbanos de la Red Internacional de Ciudades Inteligentes, participó recientemente del Futures Week, un evento organizado por la Unifranz, con el objetivo de plantear soluciones y proponer proyectos con miras a la construcción de las ciudades del futuro.