La educación es una llave que abre muchas puertas, sobre todo en el mundo laboral, donde no solo los conocimientos, sino también las habilidades adquiridas en las aulas pueden mejorar las probabilidades de un trabajador de conseguir un mejor empleo y tener un mejor salario, por encima de una persona con menor nivel educativo.
“Las personas con niveles educativos más altos tienen mayor probabilidad de acceder a salarios suficientes. En comparación, aquellos con educación secundaria o menor tienen menos oportunidades de acceder a empleos que ofrezcan ingresos adecuados y condiciones formales”, señala Diego Urioste, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT).
La investigación “Explorando la informalidad: Análisis del trabajo en Bolivia” del Observatorio, el cual forma parte del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que existe una correlación positiva entre el nivel educativo y el acceso a empleos formales.
El análisis fue realizado en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde la perspectiva del Índice de Mejores Trabajos (IMT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el cual mide la participación laboral, la ocupación efectiva, la formalidad y la suficiencia de los salarios, organizando estos cuatro indicadores en dos dimensiones, cantidad y calidad del empleo.
El documento muestra que, en Bolivia, solo el 14,1% de los trabajadores son formales, mientras que el restante se encuentra en la informalidad.
El informe también refleja notables diferencias de género en el acceso a empleos formales y en suficiencia salarial, pero también menciona otros factores como las diferencias entre los trabajos en las ciudades y el área rural y, de manera más importante, el nivel educativo de los trabajadores.
Educación, un factor decisivo
Los datos muestran que las personas con educación superior tienen una mayor tasa de formalidad (69.0%) y, por tanto, mayor acceso a seguridad social y beneficios.
“Los niveles de formalidad son más bajos para quienes tienen solo educación primaria o ningún nivel educativo, lo que limita sus opciones de empleo en sectores más formales”, explica la investigación.
Factores determinantes de la informalidad y empleos de baja calidad
La investigación indica que el nivel educativo es uno de los principales determinantes de la calidad del empleo y la informalidad en Bolivia y América Latina en general.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las personas con menor educación enfrentan mayores probabilidades de trabajar en el sector informal, donde la mayoría de los empleos carecen de beneficios laborales y salarios suficientes. Esto ocurre porque los trabajos informales suelen requerir menos habilidades técnicas y educativas. Y las oportunidades en el sector formal están limitadas para aquellos sin educación secundaria o superior.
“Esto implica una relación entre educación y habilidades que también impacta en el tipo de empleo disponible”, dice Urioste.
El experto agrega que las investigaciones indican que quienes completan estudios superiores tienen más probabilidades de acceder a empleos formales, que ofrecen mayor estabilidad y remuneración adecuada.
“Por ejemplo, en Bolivia, los trabajadores con educación secundaria o superior tienen mayores probabilidades de obtener empleos en el sector formal, donde los beneficios laborales y las oportunidades de crecimiento profesional son más frecuentes”.
Esta información es reforzada por el investigador Alberto José Rivera Choque que, en su estudio sobre el impacto de la educación asegura que existe una relación entre el grado de educación de las personas y los niveles salariales que perciben.
El estudio menciona que los ingresos por hora de las personas se incrementan en 10,16% por el nivel educativo culminado y 0.92% por cada año de estudio realizado. “Cuanto más alto es el nivel de escolaridad y nivel educativo, mayores son los ingresos percibidos por las personas y, a través de ello, una mejor calidad de vida”, enfatiza Rivera.
Urioste apunta que, además, las habilidades cognitivas y socioemocionales también juegan un papel crucial.
“Los empleadores no solo buscan habilidades técnicas, sino también competencias como el pensamiento crítico, la responsabilidad y la capacidad para trabajar en equipo. Sin embargo, la falta de estas habilidades en muchos jóvenes, debido a una educación de baja calidad, limita sus oportunidades de empleo formal”.
Recomendaciones
Para cambiar la situación del trabajo en Bolivia, el informe de la ONT recomienda mejorar el acceso a una educación de calidad y desarrollar programas de capacitación técnica y profesional para los trabajadores de mejores ingresos.
“Esto puede tener un impacto positivo en la formalidad y la suficiencia salarial. Además, las alianzas entre el sector educativo y el sector privado pueden ayudar a reducir el desajuste entre las habilidades adquiridas en el sistema educativo y las demandas del mercado laboral”.
Por otra parte, el ONT puntualiza que la correlación entre un mayor nivel educativo y mejores condiciones laborales resalta la importancia de invertir en educación técnica y profesional alineada con las demandas del mercado laboral. Los programas de educación continua, en colaboración con el sector privado, pueden ayudar a reducir el desajuste de habilidades y mejorar la empleabilidad.
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