“Si ves el humo, el fuego está cerca”. La frase resulta más que obvia si de incendios forestales se trata. Al asumir la cita atribuida a Plauto en un sentido más metafórico, no cuesta mucho entender que la propuesta de referéndum presentada por el presidente es una inequívoca señal de una gestión sin rumbo. Al igual que el humo niebla la vista, las preguntas del referéndum han desviado completamente la problemática del país, las preocupaciones de la gente. Políticos y actores sociales entraron ‘al trapo’ y cuestionaron la indecisión de Arce.

“La soberanía reside en el pueblo boliviano”, repiten una y otra vez desde el oficialismo arcista para justifica la consulta popular. Un argumento creíble si fuera coherente. A Arce y su gabinete económico no le tembló la mano para recortar los recursos de las Gobernaciones. Para ‘echar mano’ a ese dinero no ameritaba un referéndum. Bastó con un diálogo direccionado lleno de condicionantes para ratificar una medida asumida unilateralmente. ¿Por qué mostró la misma valentía para replantear la subvención de los carburantes?

“El fuego, el agua y los gobiernos no conocen la misericordia”, reza un proverbio. Y parece ser una gran verdad. Mientras las llamas consumen impasibles las pampas y montes chiquitanos, el Gobierno muestra su perfil más despreocupado con los incendios forestales. Las energías del Ejecutivo nacional están repartidas entre la intensa batalla interna emprendida contra el ala evista y la preocupación por prolongar su mandato un periodo presidencial más. Eso de mejorar la vida de los bolivianos, para el gobierno, será otro capítulo.