por Julio Cesar Aguilera Hurtado -Activista por los derechos humanos


El Primer Desfile Gay de Bolivia se realizó en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el 28 de junio del año 2000, dejando en estos 24 años de luchas y visibilidad de las diversidades sexuales y genéricas varios retos y oportunidades con diversas reflexiones.

Este evento se organizó tres días antes; inició con una conferencia prensa para dar a conocer que se realizaría la primera marcha, el objetivo era exigir respuestas a las políticas discriminatorias del Estado y a los organismos de salud. Luego de realizada esta conferencia, recibo una llamada extraña y anónima, era una persona asegurando ser de la policía y exhortándome a declinar en proceder con dicha marcha.

En un par de horas, recibo otra llamada, era de un sector religioso, una iglesia influyente en Santa Cruz, y que con un tenor mucho más fuerte, me exhortaban y obligaban por “el respeto a la moral y las buenas costumbres de nuestro pueblo” a que se cancele esta movilización.

Con esta represión, toda la organización, que en ese entonces lideraba “UNELDYS” Unidos en la Lucha por la Dignidad y la Salud, se fortaleció, decidiendo qué sí o sí, se debía salir en la marcha y que el movimiento de las mujeres Trans denominadas en ese entonces “los Travestis” liderarían este bloque como el más fuerte.

El recorrido empezó en el inicio de la Avenida que se encuentra en la zona de la estación Argentina, hasta el segundo anillo en zona del Parque Urbano Central. Desde el comienzo de la marcha, muchas personas, particularmente pertenecientes a diferentes barras de equipos de fútbol, empezaron con agresiones e insultos durante nuestro recorrido, principalmente a nuestras compañeras Trans. En ese trayecto muchas personas empezaron a tirarnos huevos, piedras -continuaban los insultos- pero también los calificativos homofóbicos... A pesar de todo ello, se llegó al final del recorrido. Quienes participamos, teníamos toda la euforia y alegría de vivir por haber sido parte de un hecho histórico para la comunidad gay como se nos denominaba.

En estos casi 25 años de visibilización, han traído consigo grandes logros, entre ellos, la Unión Civil para parejas del mismo sexo, con la que muchísimas parejas han logrado vivir legalmente y gozar de sus derechos para su convivencia; además la aprobación de la ley 807 de Identidad de Género, que ratifica establecer el procedimiento para el cambio de nombre propio, el sexo e imagen de personas transexuales y transgénero considerado un derecho universal a la identidad.

Los retos que quedan para adelante, a 25 años de la primera marcha, son varios, pero entre ellos, está el exigir el ejercicio pleno de los derechos para las personas trans, es decir al matrimonio, participación de la vida política, la paternidad y maternidad. Además de lograr el acceso pleno a la educación, la salud y el trabajo para todas las poblaciones LGBTIQ+