José Luis Contreras C.*

Bajo esta etiqueta, Samuel Doria Medina, presentó su propuesta económica al país. Carente de detalles y de una línea ideológica clara, fue más un anuncio que una propuesta no obstante que esta presentación fue también etiquetada por el propio Doria Medina cómo #SamuelSoluciones y se refirió días antes al documento como “un plan de soluciones a la crisis integral” de Bolivia.

La prensa digital reportó posteriormente el contenido sucinto de las “ideas” de Doria Medina como se refirió Brújula Noticias o “un plan anticrisis” como lo hizo EL DEBER.

No obstante esta confusa interpretación de lo que realmente se presentó, que el equipo de comunicación de Doria Medina debería mejor controlar y ejecutar, a los cinco puntos:

1.    La “solución uno”, de "devolverle los dólares al país en 100 días" genera expectativas poco realistas. Se devuelve algo que pertenece a otro. Decir que se le "devolverán" al país dólares que le ‘pertenecen’, es demagógico. Seamos honestos: los dólares se fueron y la pregunta es quién los traerá de vuelta o quién los prestará. La idea de que al ‘devolverlos’ mágicamente "los demás bienes, como los combustibles, dejarán de escasear" es ilusoria. La economía no funciona así. Basta con observar la situación actual de Argentina, que, a pesar de tener un programa económico claro en su concepción y profesional en su ejecución, enfrenta problemas debido a realidades políticas y la todavía poca credibilidad del país a nivel internacional ocasionada porque justamente los dólares que entran no pueden salir a voluntad. Existe un cepo para sacar dólares.

Una de las principales variantes de la credibilidad de lo propuestos por Doria Medina es a qué precio "volverán" esos dólares. No se menciona nada sobre una posible devaluación, ajustes a través de intervenciones del Banco Central de Bolivia, flotación sucia, bimonetarismo, etc. Todo se queda en simples enunciados, lo que genera dudas sobre su viabilidad.

2.    La “solución dos” de renovar el proyecto del litio, por ejemplo, requiere una reforma constitucional ya que el articulo 349 y 373 de la CPE indican claramente que las reservas de recursos naturales evaporíticos son de exclusiva explotación y propiedad del Estado. Buenas intenciones de “renovar” proyectos de litio son de poco valor práctico. Sin esa reforma constitucional, ¿quién va a invertir como socio de YLB? para que después, por razones políticas en el futuro, le anulen el contrato tal cual la mala experiencia de la alemana ACI Systems Alemania GmbH cuyo contrato le duró apenas 11 meses.

3.  La “solución tres de que “solo se gasta lo que se tiene” conlleva el (merecido) cierre de varias empresas públicas, pero sin detalles de cómo se haría, es un anuncio tímido que carece de convicción justamente por no enfrentar el problema de pleno que es que el Estado empresario es anacrónico, ineficiente y las empresas públicas son antros de corrupción.

4.    La “solución cuatro” de “una Bolivia abierta” no contempla, la baja de aranceles que es vital para acabar con la corrupción del contrabando. La atracción de las inversiones nacionales y extranjeras necesita de una política de inversiones clara y ambiciosa que debe ser mencionada y delineada para ser tomada, ojalá, en serio.

5. Finalmente, la “solución cinco” de tener “un país en el que el mérito importe” es, posiblemente la que más posibilidades tiene de ser efectiva, siempre y cuando haya la voluntad política de tener “un equipo de los mejores”. Ver para creer. 

A pesar de que lo presentado por Doria Medina puede considerarse un punto de partida, aún falta mucho por hacer. Para lograr un verdadero cambio, las ideas deben ser inspiradoras y generar entusiasmo, su implementación debe promover un compromiso genuino y una identificación emocional con la propuesta o candidato, y todo ello debe estar respaldado por una base conceptual sólida.

En la política actual, las simples declaraciones, como las presentadas hoy, no solo resultan confusas, sino también poco convincentes. Se necesita algo más que palabras para movilizar a la gente y generar un cambio real, mas aún en una oposición que, en su conjunto, no tiene vocación de poder como ya se vio en el gobierno de Jeanine Añez.

*José Luis Contreras es Economista