Maximiliano Dávila, quien fue en el último jefe antidroga de la era de Evo Morales en el poder (2019), operó con “cuatro capos” del narcotráfico en Bolivia para negociar protección de los alijos que salían desde Beni a Nueva York. El coronel pudo cobrar $us 2.000 por cada kilogramo de cocaína enviado a Estados Unidos y dispuso de un grupo de oficiales de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) para esa operación delictiva.

Esta información está en la acusación formal contra Dávila presentada por la Fiscalía de Nueva York y a la que tuvo acceso EL DEBER. En este documento se presentan cuatro pruebas cada una calificada con las cuatro primeras letras del abecedario. La prueba A tiene “partes relevantes de las disposiciones legales aplicables”, la prueba B contiene la “copia certificada de la acusación formal de reemplazo, con fecha del 22 de septiembre de 2020”, la prueba C tiene la “copia certificada de la orden de detención de Maximiliano Dávila con fecha del 22 de septiembre de 2020”. Por último, la prueba D presenta la “declaración jurada de Jeremy Kirk agente especial de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA)”.

Es en la prueba D donde se explica cómo Dávila operó con las mafias en Bolivia. Para esta operación, que empezó en julio de 2019. En el texto se ponen códigos a las personas que estuvieron involucradas en este negocio ilícito: CC-1 es un “alto exfuncionario del mismo organismo (Felcn) de Dávila” y que luego fue arrestado por autoridades de Estados Unidos. CC-2, CC-3, CC-4 Y CC5 son los cuatro capos del narcotráfico con quienes trabajó Dávila, según la declaración jurada de Jeremy Kirk.

Tras ser extraditado, Dávila se declaró “no culpable” y, con ello, la Fiscalía de Estados Unidos tiene 10 meses para presentar más pruebas. Pero será durante el juicio, que comenzará en octubre de 2025, que la DEA revelará los nombres de “los capos” con los que trabajo el exjefe antidroga.

En todo caso en esta operación fue clave el trabajo de CS-1, quien fue un agente encubierto que se interiorizó en el clan de Dávila y “los capos”. Luego apareció un CS-2, que también era un agente encubierto en esta operación, desarrollada entre Bolivia y Perú

Sam Adelsburg es el fiscal auxiliar de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York que presentó las cuatro pruebas. Esta autoridad informó que cuenta con evidencias clave, incluyendo videos y audios que documentan reuniones en las que participó Dávila. Además, se informó que el actual abogado del acusado podría ser reemplazado, puesto que enfrentará otro juicio en septiembre del año entrante.

El 14 de octubre de 2025 iniciará el juicio contra Maximiliano Dávila. Esa fecha fue fijada por la jueza Denise L. Cote, del Tribunal de Distrito del Sur de Nueva York, durante una audiencia que se llevó el pasado miércoles.

“Según CS-1 y CC-1, durante las reuniones, Dávila Pérez y sus coconspiradores acordaron suministrar más de 1.000 kilogramos de cocaína a CS-1, quien luego descargaría la cocaína en un avión en el departamento del Beni, en Bolivia, bajo la protección armada de los agentes del orden público de Dávila Pérez. El CS-1 entendía que los agentes del orden público utilizarían su armamento policial regular, incluidas las ametralladoras. Las partes acordaron que el destino final de la cocaína era Nueva York”, dice parte de la declaración jurada del agente Kirk.

La Fiscalía de Nueva York acusa a Dávila de haber aprovechado el cargo de director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) para proteger aviones que eran utilizados para transportar cocaína hacia Estados Unidos.

Según un comunicado de la Fiscalía de Nueva York, el coronel “abusó de su posición como jefe de la agencia antinarcóticos de Bolivia para ayudar a los mismos narcotraficantes que se le encomendó investigar y arrestar. En el camino, intentó utilizar agentes del orden bolivianos para vigilar y transportar cargamentos de cocaína y participar en el envío de cantidades masivas de cocaína”.

En la declaración jurada de Kirk se detalla que Dávila negoció con el agente encubierto CS-1, quien ya tenía una relación con CC-1. Este último fue quien presenta a Dávila a los demás capos del narcotráfico y les ofrece protección policial, incluso con ametralladoras, para garantizar la carga de la droga a las avionetas. El coronel aseguró que tiene tres aeródromos con dominio en Beni.

“Después de la reunión con Dávila Pérez, CC-1 presentó CS-1 a CC-2 en una reunión a finales de julio de 2019. Durante esa reunión, CS-1, CC-1 y CC-2 conversaron del plan de enviar cocaína de Bolivia a Nueva York, y la función de Dávila Pérez en la operación de seguridad armada y hablaron de los precios basados en las rutas de envío propuestas para los Estados Unidos, su destino. Al final de la reunión, las partes acordaron que CS-1 se reuniría después con CC-3 y su hermano, CC-4, los cuales fabricaban cocaína para y con CC-2”, dice otra parte del texto.

En octubre de 2019, CS-1 se reunió con CC-3 y CC-4 para conversar acerca de la cocaína prevista para el posible envío. Después de reconocer su relación con CC-2, CC-3 y CC-4 le dijeron a CS-1 la ubicación de su laboratorio de cocaína, donde indicaron que podían producir cocaína con una pureza de entre el 96 %y el 97%. Las partes también conversaron acerca de la necesidad de seguridad policial para un envío de cocaína en esta cantidad, y que el destino de la cocaína era los Estados Unidos.

“Al terminar la reunión, CC-4 acordó entregar un kilogramo de cocaína de muestra a CS-1, y CS-1 solicitó que llevara el sello “959”, con el fin de analizar la muestra para clientes de los Estados Unidos. A finales de octubre de 2019 en una reunión, CC-4 entregó el kilogramo de muestra solicitado a CC-1, quien a su vez probó la calidad de la muestra de cocaína en un apartamento con CS-1”.

En esta acusación se muestra que esta mafia que producía la cocaína cobró 3.000 dólares por kilogramo de cocaína y que la cantidad pedida era 1.500 kilos. Según Kirk, Dávila pidió 2.000 dólares por kilogramo enviado.

“Conversaron entonces de la posible transacción de 1.500 kilogramos de cocaína. El CC-1 informó a los C-Eses (CS-1 y CS-2) que Dávila Pérez cobraría 2.000 dólares estadounidenses por kilogramo por utilizar el aeropuerto con la protección de Dávila Pérez y aseguró a los C-Eses que Dávila Pérez había pagado para colocar a una persona de confianza en el antiguo cargo de Dávila Pérez como Director de la FELCN y que podría seguir salvaguardando los envíos de cocaína fuera de Bolivia. Durante las reuniones posteriores a la entrega de la muestra, en las que participaron CC-1 y CS-1, Dávila Pérez indicó además que sabía que la muestra había sido entregada con éxito a la organización de CS-1”, dice la parte del documento en la que se acusa a Dávila de narcotráfico.

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