La voz cargada de recomendaciones para prevenir las enfermedades en Santa Cruz del responsable de Epidemiología Roberto Tórrez, ya no se escuchará más. A sus 71 años su corazón dejó de latir luego de batallar contra el coronavirus.

“Nos ha dejado ese legado de sacrificio, de responsabilidad, compromiso y de que no hay horario para el trabajo”, dice entristecido su hijo Carlos Hurtado que también es responsable del Equipo de Primera Respuesta de Covid-19.

Hurtado cuenta como anécdota que una vez, cuando se presentó la emergencia por dengue en 2009, su padre lo invitó a ir a misa a la catedral y en media ceremonia el doctor levanta la mano. “Todo el mundo asombrado lo mira y él dice: por favor, disculpe padre, disculpen amigos de este bello pueblo, voy a pedirles un favor. Estamos en una situación dramática por el dengue y necesitamos por favor la ayuda de todos ustedes para que destruyan sus criaderos, que no tengan llantas, y sigan todas las recomendaciones”.

Era  un hombre íntegro, honesto, sin vicios, un hombre que siempre te daba la paz en la casa, en el trabajo y todos sus comportamientos eran como de un dios, pero a la hora de enfrentar al coronavirus se olvidó de que era un hombre”, subrayó.

El  aporte del Dr. Tórrez en la lucha contra las enfermedades transmisibles de Santa Cruz estuvo y estará siempre presente. 


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