Opinión

La realidad y el sentido de la vida

30 de diciembre de 2020, 5:00 AM
30 de diciembre de 2020, 5:00 AM

El cambio de fecha que representa el cambio de año, genera una situación de expectativa diferente, tiene un mayor significado que un cambio de mes, nos crea diferentes expectativas y principalmente diferentes esperanzas, y en esta ocasión se adiciona un elemento perturbador como es el coronavirus, aunque se vislumbran luces de solución, va a tardar y ya se vino un nuevo año.

Jorge Luis Borges dice “Uno puede dar lo que no tiene. Por ejemplo, una persona puede dar felicidad y no ser feliz; puede dar miedo y no estar aterrada. Y puede dar sabiduría y no tenerla. Todo es tan misterioso en el mundo…”. Estamos terminando un año diferente, que, en general tuvo más cosas negativas frente a las pocas cosas positivas que disfrutamos unos y otros, pero en el contexto general la situación de las personas es especial, dando razón a Borges que todo es tan misterioso en el mundo. Estamos en un largo proceso de querer superar lo que el virus ha trastrocado en las vidas de todas las personas, sea directa o indirectamente.

Estamos terminando un año en el que como señala Javier Marías: “Las ansiedades y depresiones se han disparado, el insomnio y las pesadillas, el ánimo está agotado. Pero hay que aguantar algo más. Cierto que en marzo confiábamos en que ese “más” fuera breve. Cada mes que transcurre confiamos en lo mismo. Pero es que es así como se sale adelante”. Lo que es cierto, porque estamos aquí y ahora, es nuestra obligación vivir, convivir, compartir aquí y ahora, ya paso el pasado (necesario pleonasmo) no sabemos que va a venir más adelante, pero sí estamos en este momento vivos para poder seguir compartiendo e irradiando nuestra fuerza, nuestra amistad, nuestras emociones y, principalmente listos para enfrentar lo que venga. Esta prohibido desfallecer, a pesar de los golpes que se presenten y nos hagan tambalear, y que más bien serán acicates para seguir adelante y viviendo por nosotros y los nuestros.

Ese filosofo de la vida (¿acaso hay de otra clase?) Hermann Hesse con meridiana claridad nos dice: “La vida no tiene sentido, es cruel, necia y a pesar de todo maravillosa – no se burla de los hombres (que para eso hace falta tener espíritu), pero tampoco se ocupa de ellos más que de los gusanos. Que precisamente el hombre sea un capricho y un juego cruel de la naturaleza, es un error que imagina el hombre porque se considera muy importante. Tenemos que ver que, a nosotros, los hombres, la vida no nos resulta más difícil que a cualquier pájaro u hormiga, sino más fácil y más hermosa. Tenemos que aceptar la crueldad de la vida y la necesidad de la muerte, no con lamentos, sino saboreando esta desesperación. Sólo después de digerir toda la atrocidad o falta de sentido de la naturaleza podremos empezar a enfrentarnos a esta cruda falta de sentido y arrancarle un significado. Es lo máximo y lo único de que es capaz el hombre. Todo lo demás lo hacen mejor los animales. Para la mayoría de los hombres la falta de sentido de la vida es una desgracia tan nula como para los gusanos. Pero precisamente los pocos a los que les hace sufrir y empiezan a buscar el sentido son los que constituyen el sentido de la humanidad”.

Sigamos construyendo la vida con esperanza, fe y seguridad que así lo haremos.



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