La gente está haciendo respetar el paro cívico y con oídos y ojos puestos en las noticias sobre la coyuntura nacional. Mercados alivian a vendedores y compradores

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10 de noviembre de 2019, 3:00 AM
10 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Hay un televisor encendido en plena plaza de la Villa Primero de Mayo y hay mucha gente alrededor que mira atenta y con emoción las noticias que van emitiendo los canales de televisión sobre lo que está pasando en el país.

“Ya se han amotinado también los policías de La Paz”, dice un hombre que estaba atento a las noticias. Y una mujer se suma a dar otro dato: “Hirieron a personas que iban en un bus de Potosí a La Paz; fueron atacados por una turba”. Después, en la tele apareció el presidente del Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, realizando un pacto de unidad con Nelson Condori, dirigente de los ayllus de La Paz. Ambos se abrazaron. La gente aplaudió con euforia. “Nunca más a la lucha entre cambas y collas”, dijo un joven que estaba sentado muy cerca, disfrutando de la sombra de un árbol.

Después, el poeta Andrés Olmos Galindo, conocido como el Camba Solidario, tomó el micrófono y declamó una poesía que él mismo escribió: “Tanto insulto y desafío que hieren mi corazón, me obligan a levantarme y a defender mi nación. Levantate Santa Cruz, defendé pues los derechos de tu tierra soberana. Después de miles de insultos y masacres a los cambas, nos hacen el sana sana”.

Lo aplaudieron. Y muchos continuaron viendo la tele. La solidaridad estaba presente. Un letrero, apoyado en una mesa recordaba que en la plaza de la Villa Primero de Mayo se comparte el almuerzo con una olla común, fruto del aporte de muchos vecinos de la zona. Uno de ellos también tomó el micrófono y les dijo que los esperaba a partir de las 12:30.

No era ahí el único lugar donde estaban atentos a las noticias. En otros puntos de bloqueo de la ciudad la gente instaló parlantes para seguir de cerca las noticias de los medios televisivos, de internet y radiofónicos.

Después de las 13:00 estuvieron atentos a la conferencia de prensa que dio el presidente Evo Morales en el hangar de la Fuerza Aérea Boliviana en La Paz.

Cuando escucharon que Morales convocaba a una mesa de diálogo por la pacificación de Bolivia a las cuatro fuerzas políticas que obtuvieron representación legislativa en las elecciones generales del 20 de octubre, los abucheos fueron notorios y los comentarios coincidían en un malestar común: “No debe aceptar ningún partido político. No se debe dar esa reunión. Además, ni siquiera lo tomaron en cuenta a Luis Fernando Camacho, el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz”.

Antes, la vida trataba de seguir su curso en los mercados. El transporte público salió a las calles, pero de forma limitada. Los choferes armaron rutas cortas: Del quinto al cuarto anillo o al sexto. Las motos se animaban a ir un poco más allá. Había algunos mototaxistas incluso que ofrecían ir hasta Pailón.

“Al cuarto anillo, al cuarto anillo”, voceaban varios choferes de micros en la zona de la curva del Plan 3.000. Y había gente que subía, especialmente quienes cargaban bolsas con productos alimenticios. Pero a diferencia de cuando no hay paro cívico, los micros se mueven cuando hay varios pasajeros.

Los ciudadanos compraban pollo y queso, sandía y otras frutas de algunos camiones que se estacionaron cerca de un mercado. La oferta directa del productor al consumidor hizo que bajen los precios.

“Esta es la parte buena del paro”, opinó Mónica Castro, vecina cercana al mercado Los Pocitos que salió de casa a las 6:00 para que el sol no la encuentre en el camino. A las 7:00 ya estaba haciendo su compra y a las 11:00 se subió a un trufi para que el mediodía no la sorprenda con los bloqueos, conocedora de que el Comité Cívico ordenó flexibilizar la medida de presión para que la gente se abastezca con alimentos, para que el transporte público pueda transitar por algunas zonas.

La creatividad no tiene límites. Andrés dejó de ser soldador mientras dure el paro. Tomó algunas herramientas y salió a las avenidas transitables para tenderlas encima de una tela, escribió en un cartón: Se parcha bici, y lo colocó en el espaldar trasero de una silla de plástico.

“Hay que buscar la manera de llevar el pan del día a la casa. Hay que aguantar hasta que la democracia esté garantizada”, dijo este joven que gracias a este trabajo tiene el pan del día garantizado para su familia.

En los puntos de bloqueos de las calles y avenidas de Santa Cruz, muchos coincidieron en que el cansancio acumulado en los ya 18 días de paro cívico, el amotinamiento de los policías que empezó la tarde del viernes les ha inyectado una gran dosis de aliento.

“Ahora solo falta que los militares se unan al pueblo”, dijo en la mañana Raúl, que estaba bloqueando en la Villa Primero de Mayo.

“Yo tengo fe que los milicos no van a atacar a la población”, dijo una mujer que bloqueaba en la avenida Tres Pasos al Frente.

En la tarde, el comandante general de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, parecía darle la razón. La autoridad, arropado con el alto mando militar, dio una conferencia de prensa en la que aseguró que las FFAA nunca se enfrentarán con el pueblo y que se encuentran apegados a la disciplina, al orden y al respeto a la Constitución.

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