Opinión

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¿Camisea en el ojo de la tormenta? – ¿Nacionalizar es la solución?

Alvaro Ríos

3 de octubre de 2021, 11:41 AM
3 de octubre de 2021, 11:41 AM

Si a usted querido lector le dieran a elegir entre el modelo económico/energético adoptado en Venezuela o el adoptado en Perú ¿con cuál se quedaría? 

La producción de petróleo en Venezuela cayó de 2,8 millones de barriles día (MMBLD) en 2003 a 0,5 MMBD este 2021, fruto de nacionalizaciones, expropiaciones y manejo errático estatal. Ni qué decir de los severos desabastecimientos eléctricos y de combustibles que se reportan día a día para penuria de sus ciudadanos y por supuesto de los que menos tienen. 

Paganinis son los casi 4,5 millones de exiliados venezolanos de los cuales se estima que 1,2 millones están en Perú. Tenemos claro, la solución no va por expropiar, ni nacionalizar ni poner todo en manos del Estado definitivamente. Hay otros caminos a explorar y donde ya se ha tenido éxito, que veremos a continuación.

El modelo peruano no hace huir a sus ciudadanos, ni tampoco genera desabastecimiento y cortes de energías anotados en Venezuela. La oferta y demanda de gas natural, electricidad y de otros combustibles ha crecido notablemente con el dinamismo del sector privado y acompañada de su empresa competitiva Petroperú. Esta compañía, ahora debe entrar al upstream y acompañar la masificación del gas natural, situación que han descuidado notablemente anteriores gobiernos.

Entrando en tema, el Premier peruano ha desatado un profundo desconcierto y debate al declarar públicamente que nacionalizará Camisea si no acceden a sus peticiones. Desde nuestro punto de vista resolver o cambiar las condiciones de un contrato mediante amenaza pública y unilateralmente no funciona en ninguna parte del mundo. 

Los contratos no están escritos en piedra y todos pueden renegociarse, que es el camino adecuado. También creemos que declaraciones anticipadas e innecesarias le hacen mucho daño al Perú ahuyentando nuevas y billonarias inversiones requeridas, principalmente en el sector minero para producir minerales que el planeta y la transición energética requieren. Y también para construir infraestructura que permita llevar a cabo una verdadera masificación de gas en las regiones al interior de Perú. 

En adelante, consideraremos únicamente el upstream en el Consorcio Camisea (consorcio) y no las inversiones realizadas en ductos, distribución de gas y otros del downstream que suman $us 15.000 millones. El consorcio ha invertido cerca de $us 3.250 millones en desarrollar pozos y plantas para entregar gas y líquidos en los 17 años que tiene el proyecto. Se reporta que, de acuerdo a los precios establecidos, el consorcio ha facturado cerca de $us 29.500 millones en gas y líquidos, de los cuales ha pagado $us 11.000 millones en regalías (38%), $us 4.000 millones en otros impuestos y $us 7,000 millones en costos operativos (OPEX), con una utilidad liquida aproximada de $us 7.500 millones.

¿Es una utilidad baja, elevada, razonable? No somos quiénes, para decirlo, pero ponga usted $us 3.250 millones al 10% de retorno y tendrá la respuesta. Lo cierto es que el consorcio ha ganado plata y para ello apostó capital en el desarrollo del proyecto bajo reglas establecidas. Si cualquier Gobierno desea obtener mayores beneficios o renta de éste u otro proyecto solo debe tratar de negociar sobre estos números y las proyecciones que se tienen y luego comunicar los resultados.

Desde nuestro punto de vista, se podría; creo, fácilmente llegar a acuerdos con el consorcio sin necesidad de nacionalizar y expropiar. Por ejemplo, bajar el precio en boca de pozo para el gas futuro necesario de manera de lograr la añorada masificación del gas natural en todo el Perú y del sur en particular. Recibir aportes de una empresa que tiene 23 años adicionales de concesión no creo que sea difícil lograr. Creemos que éste es el derrotero a seguir.

Existen ya dos instancias donde el Estado ha negociado con el consorcio y ha obtenido beneficios. Una en 2006 cuando en el contrato original se establecía vinculación de los precios de gas al precio del petróleo internacional y éstos comenzaban a subir como espuma. Entonces, se pactó indexarlos a otros índices mucho menos volátiles con lo cual los precios dejaron la volatilidad anterior y desde esa fecha han tenido ajustes anuales muy pequeños.

En esa oportunidad, también se consiguió que los precios para el Gas Natural Vehicular se reduzcan de manera que pueda existir ahorro importante para los usuarios finales. Esto impulsó el crecimiento del parque automotor a gas que dejó así de usar combustibles importados. 

Los gobernantes peruanos y sus ciudadanos; sin embargo, tienen la última palabra. Solo hemos analizado algunas ideas y cifras.

 
*Ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de Gas Energy Latin América.





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