Opinión

¿Guerra por el territorio?

8 de julio de 2021, 5:00 AM
8 de julio de 2021, 5:00 AM

Los masistas provocaron la “guerra del agua” el año 2000, la “guerra del gas” el 2003, y ahora van en busca de la “guerra por la tierra”, porque al parecer les conviene políticamente. Todo lo que significa convulsión y violencia es algo que le interesa a Evo Morales y su claque, así que podemos estar seguros que el tema de los avasallamientos no se va a detener si no existe una posición firme y corajuda de los chiquitanos y de las autoridades del departamento de Santa Cruz. El gobernador Luis Fernando Camacho tiene aquí su primera prueba de fuego en serio. Igualmente, el presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo.

Esta invasión lenta pero paulatina de los llamados “interculturales” en el territorio cruceño, no es de ahora. Estos “interculturales” son un grupo social inventado por el Estado Plurinacional y llegan a Chiquitos para convertirse en comunidades imaginarias, fantasmales. Casi todos proceden del Chapare, es decir que son “evistas”, que no saben de agricultura tropical y menos de ganadería o de temas forestales, porque su conocimiento está en los cultivos de coca.

Sabemos que todo esto está siendo impulsado y amparado, desde hace más de una década, por los ejecutivos del INRA, que son también obedientes al MAS. Eligen campos que los recién llegados arrebatan a sus propietarios o a los indígenas nacidos en la región, acosando hasta a los productivos y nobles menonitas. El objetivo es adjudicarse la tierra para negociarla con sus jefes, porque no saben trabajarla y hasta producen daños ecológicos irreparables por su desconocimiento.

El vicepresidente Choquehuanca, siempre con elucubraciones extrañas, ha dicho que la tierra es de todos. ¡Bonita cosa! ¡Qué simpleza! También se dice que lo que es de todos no es de nadie. Y eso en Santa Cruz no lo podemos permitir. Hay que decirle al vicepresidente que las tierras en Chiquitos tienen dueños centenarios que han creado producción y riqueza, o que son tierras fiscales, que se deben distribuir dando prioridad a los lugareños.

Las guerras en el mundo se han producido más por ambicionar tierras que por ideologías políticas. Las potencias coloniales como Inglaterra, Francia, Bélgica y otras, ocuparon, por ejemplo, grandes extensiones en África sin respetar a sus habitantes que estaban en estadios inferiores de cultura. Para apoderarse de esos territorios se produjeron matanzas terribles y una explotación salvaje. Los cambas, collas, extranjeros, menonitas, y quienes trabajan realmente, están produciendo el 70% de los alimentos que se consumen en el país y eso de que lleguen sujetos con la denominación de “colonos” (son ahora los “interculturales”) es algo realmente ofensivo. Santa Cruz no es ningún territorio colonial como para aceptar colonizadores de ninguna especie.

El intento de arrebatar y regalar tierras chiquitanas es muy peligroso para el país entero. Si los asentamientos no se hacen ordenadamente, de acuerdo con las leyes, y se impone el avasallamiento atrabiliario como está sucediendo en estos días, y siguen apareciendo por aquí los misteriosos “interculturales”, que ya sabemos que son cocaleros ávidos de territorios para negociarlos, se les va a hacer frente. Desplazar a los indígenas de las tierras bajas para que se monten encima los indígenas de las tierras altas va a hacer corcovear a los chiquitanos y a todo el departamento.

La solución se la está buscando de la mejor manera en Santa Cruz, con el funcionamiento de la Comisión Agraria Departamental para que coordine con el INRA en vez de someterse enteramente a él. Eso no ha gustado en el Gobierno, porque le quita el poder de repartir y premiar a sus partidarios con lo que no le pertenece. Eso ha sido suficiente para que Evo Morales afirme que los cruceños estamos regresando al feudalismo. No sabemos si Morales sabrá qué es el feudalismo, pero a él le gusta lo que le parece novedoso. Ha aprovechado para decir que “a los interculturales, campesinos, collitas, nos hacen aparecer como avasalladores…”. Sí, efectivamente, son avasalladores y no se les va a permitir más abusos.

Las llamadas guerras del agua y del gas, van a resultar unas minucias si se produce una guerra por el territorio. Eso es lo que se debe evitar. Que los “interculturales” se queden nomás en el Chapare o que busquen otra forma de hacerse compensar por su fidelidad a Morales, pero no a costa de destruir nuestros campos de Chiquitos. Los cruceños debemos estar unidos en torno a las autoridades departamentales y detener esta verdadera invasión a nuestra región que solo tiene por objeto robarse tierras ajenas y obtener votos para el MAS.

Manfredo Kempff Suárez es Escritor


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