Opinión

Reinventarse, un concepto de “hashtag”

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3 de octubre de 2020, 5:00 AM
3 de octubre de 2020, 5:00 AM

Freddy Pando Villalta - Escritor y publicista

Resulta que uno de los fantásticos y reveladores descubrimientos que hizo la humanidad a raíz de una pandemia jamás experimentada y de un cataclismo económico menos imaginado, se concentra en el concepto "hay que reinventarse", expresado regularmente con enorme algarabía y tal como si se hubiera encontrado el auténtico santo grial o la ruta fiel a El Dorado, siendo esa reinvención una suerte de método que automáticamente soluciona situaciones dramáticas tales como a) perdiste tu trabajo o te despidieron; b) tu empresa tuvo que cerrar y con deudas; c) te cortaron los 2 contratitos que te cubrían una pensión de colegio y 2 facturas de luz; d) se esfumó la única posibilidad para que te contraten y por la que habías luchado 6 meses continuos.

Así, más allá de asumir esa neovisión ontológica con el entusiasmo señalado, su sentido más real radica en que el hombre (humanidad) se ha visto obligado a cerrar su consultorio, abandonar su negocio o dejar de trabajar en lo que siempre fue hábil para, forzadamente, a) vender pacumutos en su barrio, b) convertirse en taxista usando su autito del 97, siendo c, d, e (etc.) opciones muy similares y que en realidad siempre existieron como alternativas pero que hoy se designan bajo el nombre de “reinvención económica”. 

El ciudadano, entonces, se ha transformado (reinventado) pero, de varias maneras, degradándose: dejando de ser lo que era para ser lo que puede, o lo que esta infeliz crisis pandémica le permite, fenómeno que, como efecto colateral, presiona psicológicamente al individuo a buscar una reinvención que mayormente no está al alcance o que, en esa prueba- error, lo deja sin el auto de taxi o con sus últimos ahorros vaciados (con mucha gente vendiendo barbijos o comida rápida desde su acera, el espacio de mercado también se acorta). Y no se trata de despreciar o rechazar la reinvención como trending topic, pues ya habrán estadísticas que demuestren la buena cantidad de familias que pudieron cruzar (o cruzan) este mal rato: se trata de entender que su idealización como meca ocupacional es exagerada y que el simple hecho de reinventarse tampoco garantiza supervivencia o éxito alguno. El humano, entonces, no deberá agradecerla como epifanía de la pandemia, y más bien en un momento posterior, pueda regocijarse volviéndose a ver como antes era.

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